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Carne más cara, millones de cabezas menos y miles de empleos perdidos: consecuencias del cierre de exportaciones del 2006

A 15 años del cierre ordenado por Néstor Kirchner, cuáles fueron las secuelas para la industria de una medida que debía ser por 6 meses y se extendió 10 años.

El Gobierno decidió este lunes cerrar las exportaciones de carne durante 30 días, para intentar contener la suba de precios en los alimentos y controlar la inflación.

A través de un comunicado, señaló que la medida se adoptaba «como consecuencia del aumento sostenido del precio de la carne vacuna en el mercado interno» y que el objetivo era «ordenar el funcionamiento del sector, restringir prácticas especulativas, mejorar la trazabilidad de las exportaciones y evitar la evasión fiscal en el comercio exterior».

La medida remite a la que en 2006, durante el gobierno de Néstor Kirchner, tomó la por entonces ministra de Economía, luego condenada por el hallazgo en su despacho de una bolsa con $ 100 mil y u$s 30 mil, Felisa Miceli. El propio Kirchner había dicho días antes que «a los ganaderos que no les interesaba exportar a costa del hambre y el bolsillo del pueblo argentino».

En aquella oportunidad, la suspensión se estableció por 6 meses aunque luego se extendería por 10 años. Como hoy, en aquel momento desde el Gobierno explicaron que se buscaba «frenar el alza de los precios de dicho producto en el mercado interno» .

Las consecuencias no fueron las esperadas, más bien sucedió lo contrario: cierre de más de cien frigoríficos, caída de casi 12 millones de cabezas y la pérdida de entre 10.000 y 12.000 puestos de trabajo, según un informe del ingeniero agrónomo y consultor, Andrés Halle, publicado en el sitio Econoagro.

«El mercado ganadero empezó a ser manipulado en octubre del 2005 con la implementación del peso mínimo de faena. El 9 de marzo del 2006, cuando el Gobierno argentino suspendió las exportaciones de carne vacuna durante seis meses, una medida que apuntó (según palabras del Gobierno) a frenar el alza de los precios de dicho producto en el mercado interno. La resolución fue anunciada a la prensa por la ministra de Economía, Felisa Miceli, poco después de que el presidente, Néstor Kirchner, advirtiera a los ganaderos que no les interesa exportar a costa del hambre y el bolsillo del pueblo argentino«, reseña el informe.

Además de la suspensión de las exportaciones, el Gobierno también aumentó los derechos de exportación para las carnes con hueso y procesadas del 5 al 15 por ciento.

«El cierre de exportaciones -continúa el análisis- trajo aparejado el cierre de más de cien frigoríficos y la pérdida de entre 10.000 y 12.000 puestos de trabajo. Por otra parte se contaron por miles la cantidad de productores ganaderos que se fundieron. El stock de hacienda entre marzo del 2006 y marzo del 2011 cayó un 20%, lo que representó una caída de casi 12 millones de cabezas«.

A su vez, el consumo de carne per cápita pasó de 62 kilos a fines de 2005, a 55,5 kilos promedio en 2011. En términos porcentuales significó una merma del 11,3%.

Así, «la producción de carne tuvo una caída del 21% entre el 2005 al 2011, se pasó de un volumen de 3.147.396 toneladas res con hueso a 2.497.896, lo que significó una caída en la faena de casi 3,5 millones de cabezas».

«El volumen exportado tuvo una caída del 69%, obligando a frigoríficos a cerrar, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo, no permitiendo el desarrollo del sector y afectando el ingreso de divisas al país», afirmó Halle. Y añadió: «El precio del novillo cayo luego del cierre de exportaciones por un tiempo, para luego (frente a la escasez) pegar un importante salto hacia la suba».

PÉRDIDA DE PROTAGONISMO

La restricción provocó la salida de Argentina del top 10 de exportadores de carne en el listado elaborado por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) en 2014, al cabo de 8 años de vigencia de la medida.

Ese año terminó en el 11º puesto como exportador mundial de carne, tras terminar el período con un nivel de exportación 60% inferior a la de 2005, antes del cierre, cuando el país era aún un jugador clave del mercado.

EL ESCENARIO ACTUAL

Según el último informe del Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina (Ipcva), publicado por El Cronista, las exportaciones de carne vacuna acumuladas a lo largo del último año, desde febrero de 2020 hasta el mismo mes de 2021 tuvieron un valor cercano a u$s 2701,5 millones, lo que significa 1,8% del Producto Interno Bruto (PIB).

Según estimaciones de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (Ciccra), este año la exportaciones de carne vacuna se podrían ubicar en un valor entre u$s 2500 millones y u$s 3000 millones.

Esa estimación se verá notablemente afectada por la suspensión decidida por el Gobierno, que en principio es por 30 días pero que, si se miran los antecedentes, podría.

Desde el sector cárnico habían propuesto, tras las primeras amenazas de la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, descontar los impuestos a los alimentos que se compren con la Tarjeta Alimentar. Según un estudio de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), el Estado es el eslabón que más se lleva de la cadena de la carne. Según el análisis, de un kilo de asado por $600, retiene $174 por impuestos, lo que implica un 28,9%. 

Sin embargo la propuesta no fue oída y como en 2006 se tomó el mismo camino para resolver el mismo problema. Aquella vez fracasó, el tiempo dirá si en esta oportunidad el efecto es distinto.

Fuente: Cronista

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