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El teatro tucumano llora la partida del maestro Juan Tríbulo

Esta mañana, el querido y admirado actor, director, docente e investigador y fundador de la Carrera de Teatro de la UNT trascendió a la inmortalidad. Deja una huella imborrable y un prodigioso legado a la escena local y nacional.

Con admirable literatura, Federico García Lorca nos confiere una frase que bien puede enunciar el epítome de los sentimientos de la comunidad artística tucumana:

“…Viva moneda que nunca
se volverá a repetir.
Un ángel marchoso pone
su cabeza en un cojín.
Otros de rubor cansado,
encendieron un candil…”

Juan Tríbulo había nacido en la provincia de Entre Ríos (Concepción del Uruguay), y las vueltas que la vida tiene, y para nuestra buena fortuna, vino a parar a San Miguel de Tucumán en el año 1984, en aquella época en la que apenas arrancaba la restauración de la Democracia; época fértil, fecunda y de grandes propósitos y metas, en la que los grandes, como él, y como el inolvidable Julio Ardiles Gray, reparaban en que restaurar un centro de estudios para el teatro –como el injustamente cerrado Conservatorio- era tan imperioso como perentorio.

Claro que él no era un improvisado, ni uno más de la lista. Había cursado sus estudios en el Instituto de Teatro de la UBA y luego de haber dado sus primeros pasos en la escena porteña se vino a Tucumán, donde, inducido y estimulado por Ardiles Gray, se radicó con su familia y se embarcó en la misión titánica de armar la currícula de la carrera de Teatro de la UNT, iniciativa que, como sabemos prosperó ampliamente, y hoy reconocemos y agradecemos ver en Juan Tríbulo, a uno de los fundadores e impulsores de la carrera.

Todo lo que vino después, hoy es parte de nuestra memoria, no solo a título personal de quienes somos artistas de teatro, sino de la sociedad toda, que fue testigo del crecimiento de un árbol que no cesa de florecer, perfumar y alimentar con sus frutos a la sociedad tucumana toda, porque Juan Tríbulo fue un actor admirable que deja el recuerdo de puestas inolvidables; un docente reconocido y respetado por quienes fueron sus alumnos; e investigador escrupuloso, de meticulosa capacidad de pensamiento crítico y analítico, además de formador de actores que, durante más de cuatro décadas, vienen trabajando activamente en los escenarios de Tucumán.

Cada actor, cada alumno universitario de la carrera de teatro, cada espectador prendado de la tradición y el trayecto del teatro local, hoy tendrá algo que decir, y mientras muchos lo digan en las redes y en publicaciones, otros, en lo profundo de su corazón, van a sentir como siente quien escribe, la herencia de su memoria viva, plena de arte, hombría de bien y magnánima y pródiga capacidad creativa.

Tucumán debe, pues, avivar la llama de su memoria en los flashes de imágenes de puestas como “El profesional”, “La Opera do Malandro”, “Cita a ciegas”, “Tierra del Fuego”, “El chico de la última fila”, “Hamelin”, “Coser para afuera”, “Tío Vania” entre otras, siendo una de las más destacadas y recordadas “Personalmente Einstein”, un unipersonal con dirección de Leonardo Goloboff, que se mantuvo en cartel durante una década, presentándose en Montevideo, Barcelona, Diamantina (Brasil) y distintas provincias de nuestro país. Y es imposible recordar y nombrar a todos los brillantes trabajos que hizo.

En un reportaje que Tríbulo hizo con quien escribe estas líneas para una publicación ya desaparecida, expresó con sinceridad y firme convicción: “el teatro es mi vida, y mi vida es el teatro. Como docente, como investigador o como artista no paro, desde la noche a la mañana, mi vida es el teatro”, nos decía.

Tampoco podríamos enumerar la lista de los premios que recibió en su trayectoria artística y en certámenes nacionales. En el año 2015 fue distinguido por la delegación Tucumán del gremio de Actores con el Premio ARTEA a la Trayectoria Honorable.

En el año 2006 publicó su libro “Stanislavski-Strasberg: mi experiencia de actor con la emoción en escena”, de consulta permanente tanto de estudiantes como profesionales, aunque es sólo uno de los muchos textos que aportó tanto a la carrera como al teatro en general.

Aunque no nació en esta provincia, él la eligió para desarrollar su vida y su carrera, es por eso que hoy Tucumán llora la pérdida de un hijo y, aunque la frase suene a gastada, hay un espacio que deja, hay un lugar vacío, que ya no podremos llenar, “…viva moneda que nunca se volverá a repetir…”, pero nos queda, y para siempre, la responsabilidad, el honor y la fortuna de ser los herederos vivos de su admirable memoria.

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