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Horacio Rodríguez el cordobés héroe de Malvinas murió de coronavirus

Se trata del excombatiente Horacio Rodríguez, oriundo de Río Ceballos. Mientras hacía el servicio militar en el Regimiento de Infantería de Comodoro Rivadavia fue a la guerra. El recuerdo de su hijo impactó en Sierras Chicas. 

El joven habla y las lágrimas lo embargan. No tiene consuelo. Aún no entiende cómo este virus se llevó a su “viejo” en un abrir y cerrar de ojos.

Ese héroe que se enfrentó a las balas inglesas hasta que su ametralladora MAG se quedó sin munición.

Como en la guerra, el excombatiente de Malvinas, Horacio Rodríguez, de 57 años también le dio pelea al Covid-19. “El luchó día a día y lamentablemente se lo llevó”, cuenta su hijo Ariel Rodríguez, de 22 años.

Todo sucedió muy rápido. Horacio casi no salía de su casa, solo para hacer las compras.

Tampoco iba a la municipalidad de Río Ceballos, donde trabajó por 35 años desde que regresó de las islas, porque estaba con carpeta médica.

Fue al súper junto a su esposa, Ana Videla. Y comenzaron con los síntomas. Ella se recuperó pero él no. El virus “tomó” sus pulmones. Le costaba respirar. Lo internaron en el Sanatorio Privado del Interior. Estuvo peleando por 16 días y murió.

El “loco Rodríguez”, como lo conocían todos, no tenía ninguna enfermedad de base. Solo sufría de estrés postraumático (TEPT) derivado de la guerra y estaba medicado.

Como si el destino se ensañara nuevamente, presentía que esta vez no iba a salir. Pidió prestado un teléfono celular, él no usaba, y le dijo a su hijo que lo sacara de allí. Tenía mucho miedo.

“Fue una situación muy crítica. Me llamaba y me decía: ‘Yo me voy. Vos te quedás a cargo de la casa. Fue una película de terror’”, recuerda Ariel.

La situación de Ana y Ariel era desesperante. Ellos también dieron positivo. Estaban aislados en su casa. Solos. Sin apoyo de nadie.

Ana, Ariel y Horacio. Una de las últimas fotos juntos.

Ana, Ariel y Horacio. Una de las últimas fotos juntos.

“Fueron 16  días de miedo, de dolor, de sufrimiento. Sin poder hacer nada. Nos quedamos solos”, manifiesta el joven.

Sus padres estuvieron juntos durante 34 años. Ella es ama de casa y Ariel es estudiante. Ahora, está tratando de conseguir que el municipio le dé el puesto que tenía Horacio.

Rememora que el último día que lo vio fue el 28 de septiembre. El 13 de octubre lo llevaron en un cajón cerrado para ser cremado. No pudo despedirse. “Es muy triste. Es muy doloroso”. Solo le quedaron sus cenizas.

“Era una persona muy querida por todos. Bueno, alegre, carismática. Como hijo eso me enorgullece. Además de ser un héroe, era un gran papá. Será recordado como ‘el loco’ que fue a Malvinas”, narra.

Y agrega: “Mi corazón siempre tendrá un lugar para él”. 

Ariel quiere que las personas tomen conciencia de esta enfermedad: “Uno lo ve muy lejos. Nunca pensé que me iba a tocar perder a mi papá. Hay mucha gente que no toma conciencia”, dice.

Horacio, “el chico de la guerra”

Horacio fue a la guerra de Malvinas con tan solo 18 años y dos meses de instrucción en el servicio militar obligatorio. Su destino, como el de muchos cordobeses, desde enero de 1982 era el Regimiento de Infantería Mecanizado N°8 (RI Mec 8) General O’Higgins ubicado en Comodoro Rivadavia, Chubut.

Salió de su Río Ceballos natal con una temperatura de 40 grados a otra de bajo cero.

Sin despedirse de sus padres, lo llevaron a la guerra de Malvinas el 6 de abril. Luego lo trasladaron a Bahía Fox, o bahía de Los Zorros, al oeste de la isla Gran Malvinas.

Allí padeció el frío con la misma intensidad que el hambre durante 74 días, alejado de la zona de abastecimiento y sin comunicación.

Supo enfrentar el miedo a morir en batalla con su ametralladora de cara a la playa y los cañonazos constantes del enemigo. Con los ingleses encima y sin balas, se rindió al igual que sus otros compañeros.

Sergio Martín y Horacio Rodríguez, al regresar de la guerra en el R8.

Sergio Martín y Horacio Rodríguez, al regresar de la guerra en el R8.

Estuvo prisionero en el buque Norland Hull, quien lo regresó al continente. Volvió a Río Ceballos con muchos kilos menos y los recuerdos aterradores de la guerra.

El regimiento le dejó muchos amigos, entre ellos, Sergio Martín de Unquillo.

Al enterarse de su muerte, Martín lo despidió con emotivas palabras: “Hoy la batalla la ganó el Covid-19 pero nada me va impedir que lo despida como un verdadero héroe nacional de mi patria. Es dolorosa y muy triste su partida”.

En 1995 Horacio, junto a sus compañeros de Río Ceballos, fueron declarados «Ciudadanos de Honor de la ciudad» y en 2005 fue reconocido como héroe de Malvinas.

Su pequeña familia sigue recibiendo muestras de cariño de toda una comunidad que no olvida su valentía y patriotismo.

Decidió no volver a las islas porque su bandera ya no flameaba allí.  

Fuente: La Voz ( Córdoba)

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