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Hoy es un día muy especial…

No está claro si se trata de un relato puramente mítico o si fue un hecho histórico, pero bien podría ser, sin vacilaciones, el más notable instante en que la mujer toma protagonismo en la historia.

Dicen que, las atenienses y las espartanas, hartas de que sus maridos la pasaran entre beligerancias y conflictos, se unieron convocadas por una joven llamada Lysístrata que propuso lo que, me parece, es la primera revolución sexual que se conoce: negarse a tener sexo con sus maridos hasta que terminen con la locura de las batallas.

Aristófanes lo llevó al teatro en una comedia deliciosa que hasta hoy se representa cada tanto; hasta Picasso entre muchos artistas visuales hizo increíbles dibujos inspirados en este episodio; así también hay musicales y hasta una opereta con la placentera música de Lincke.

Lysistrata de Picasso.

Tal vez no sea la anécdota lo que importe, lo valioso es, en todo caso, que hoy deseamos feliz día a las pacificadoras, a las que se empoderan a través del amor, a las militantes de la concordia, a las luchadoras incansables del equilibrio y la armonía social.

Hoy es el día de las que no ceden a las presiones de la injusticia de la mentira, del escarnio y del descrédito de la egolatría masculina.

Hoy es el día de la femineidad, esa, la de aquella que es capaz de disfrutar una flor pintándola, bordándola, escribiéndola, aspirando su perfume o cantando sus colores, o aquella que en silencio es capaz de disfrutar mirándola o, cerrando los ojos imaginándola plena de belleza y libertad como solo una mujer puede hacerlo.

Hoy no es el día de cualquier mujer, es el día de LA mujer, la que tiene el coraje de serlo, de la que tiene el orgullo de sentirlo, el honor de vivirlo, y el valor de salir a batallar por su condición en un marco consciente de igualdad sin necesidad de herir ni fastidiar.

La Revolución Francesa en la mirada de Delacroix

Y así como la mujer aparece en el pintoresco episodio de Lysistrata, hubo mujeres que, históricamente, en la Revolución Francesa, las parisienses, que salieron a la calle a pedir «libertad, igualdad y fraternidad» y marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio femenino.

Y mientras ocurran los femicidios, el escarnio, el abandono, los maltratos a las mujeres dignas, siempre habrá, felizmente, una mujer que se le oponga en lucha, compromiso y entrega por el otro sin perder de vista que no son todos los varones los culpables, sino algunos, y que esos otros, estamos dispuestos a acompañarlas en esa lucha por la igualdad. A todas ellas, a todas ustedes, feliz día.

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