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Los tucumanos no parecen felices con la Plaza Independencia

A fines de la semana pasada, nos parece, el tema más controversial en las redes sociales fue, sin dudas las opiniones encontradas acerca de las obras de remodelación de la Plaza Independencia.

A favor o en contra, la cantidad de ceros de la cifra invertida para las obras es una razón que, en cambio, genera coincidencias en los criterios de la mayoría de los tucumanos.

En lo personal, en cuanto vi la obra al descubierto sentí una gran decepción, aunque, a juzgar por la estética de los trabajos que ya se vienen realizando, particularmente en los paseos peatonales, no debí esperar nada diferente. Creo que lo que más valorizado es la estatua de la Libertad de Lola Mora, una obra que, en los conceptos modernos de preservación, por el mármol de Carrara del que está hecha, no debiera ya estar al aire libre, sino en un museo, y reemplazada por una buena copia, como ocurre con las más célebres esculturas que se encontraban al aire libre antaño en Europa. Con las temperaturas y humedades tucumanas, por otro lado, no creo que la madera de los bancos sean una buena idea, ni tampoco aplicar los mismos criterios deforestadores que se utilizaron ampliamente en las peatonales. Sin embargo, es cierto, más allá del derecho a opinar que tengo como todo contribuyente y vecino de la ciudad, he creído pertinente acudir a la palabra profesional de alguien que puede expresar, desde criterios competentes, conceptos más precisos sobre esta llamada “remodelación”, y acudimos a la opinión del destacado arquitecto tucumano Marcelo Valdez, de vasta trayectoria en esta profesión.

Lo primero que quisimos develar refiere al concepto de Revaloración que, desde el inicio de la ejecución de las obras se mencionó como objetivo.

Las vías en Buenos Aires…

Lo de «re-valorización, nos remite a «poner en valor» las cosas que, a pesar del paso del tiempo, siguen teniendo un valor material, estético e histórico. Es esto justamente lo que no ocurrió en esta «remodelación» de nuestra Plaza. Se eliminaron hermosas farolas de hierro fundido; las vías del viejo tranvía que surcaban la calzada que corresponde a 24 de septiembre, y que fueron descubiertas al remozarse el pavimento para ensanchar la vereda, como se hizo en los cuatro lados circundantes; y los bancos de concreto, eran todos elementos que testimoniaban una época en la que, evidentemente, la sensibilidad arquitectónica y el criterio de los funcionarios a cargo del espacio público era mayor. Las soluciones para lograr justamente la «re-valorización» de esto, son múltiples y, profesionales idóneos a cargo, podrían perfectamente haberlo realizado, como sí se hizo y de manera acertada, con la espectacular fuente de hierro fundido y la bella estatua de la Libertad, obra de nuestra genial Lola Mora, que datan de la época del Centenario” analizó el arquitecto Valdez.

En la observación del arquitecto Valdez, también hay referencias a los modernos conceptos de Paisajismo.

En cuanto al paisajismo, el despropósito es aún mayor. Se eliminaron superficies de espacios verdes que contenían plantas, arbustos y césped, para dar lugar a enormes superficies de solado de concreto y cemento, criterio gravísimo de los profesionales «idóneos» del municipio a cargo del proyecto, quienes no tuvieron en cuenta el clima y las condiciones ambientales extremas con el calor en casi nueve meses al año. Es más, éstos se ufanan de haber generado estas mayores superficies el concepto de crear «veredas más amplias y amigables» (un slogan que se lee en la publicidad a página entera, de esta remodelación en el diario tradicional de Tucumán). Lo mismo ocurre en las cuatro veredas de Laprida, San Martín, 25 de Mayo y 24 de Septiembre ensanchadas que circundan la plaza: escasísimo plantado de especies arbóreas y por supuesto, ni un espacio para arbustos, césped, plantas, pérgolas, etc… Tengamos en cuenta que hoy nos hallamos en la época del año más benévola desde el punto de vista del calor infernal que soportamos los tucumanos todos los años, y el resultado de la imposibilidad del uso de este espacio público lo veremos a partir del calor ya instalado, como ocurre con las peatonales, otra obra de pésima resolución y gusto” puntualizó el profesional.

En lo estético, los encargados del proyecto, están evidentemente atravesados por la modernidad del concreto y las luminarias rimbombantes y en exceso (sobre San Martín y Laprida sobre todo), que configuran un bosque artificial y en fila, casi militar, de altos artefactos cuyas lámparas LED están sostenidos por esbeltas y modernas columnas de hierro” explicó.

“El equipamiento (bancos, cestos de basura…), con un pésimo y perecedero en poco tiempo, por el uso de los materiales usados: madera en finas tablas sobre una estructura raquítica de hierro para los bancos, por ejemplo. La elección del piso que cubre la extensa superficie de solado de la plaza propiamente dicha (ver foto adjunta del plano del proyecto), sí creo que es acertada: gruesas baldosas de piedra natural, que remiten al piso existente hasta que en la época de la última dictadura cívico militar, el entonces gobernador autócrata que supimos tener, las hizo retirar para reemplazarlas por simples baldosas de granito reconstituido”, finalizó.

Obviamente, el pormenorizado análisis del arquitecto Valdez no incluye algo que además de lo dicho, nos preocupa como vecinos: la cifra tremenda que se pagó para ejecutar la obra, unos 130 millones según datos oficiales, pero muchos dicen que se invirtió mucho más. Ese dato es importante porque, si bien la plaza merecía un aggiornamento, tenemos otras urgencias, como el rápido deterioro del edificio del Mercado del Norte, cuyo cierre dejó sin trabajo a cientos de familias.

No se entiende del todo el objetivo final de la gestión municipal, porque a la disconformidad expresa de los vecinos a las bolas de las semi peatonales, a la deforestación de las paseos, ahora confirma la labor de sus asesores en paisajística confiándoles el rediseño de una plaza histórica, que para más, es un espacio verde para encontrar un remanso en el abrasador verano tucumano.

Un comentario en «Los tucumanos no parecen felices con la Plaza Independencia»

  • En referencia a lo que expreso aqui, acerca de las «grandes superficies de concreto y piso», en detrimento de lo que debieran ser «grandes superficies verdes», invito al lector a que observe ésto de manera cabal en el plano que el municipio publicó para publicitar la obra y que aquí se reproduce. Gracias Ricardo Gomez Madrid por tu interés en lo «público» de nuestra Ciudad Histórica, hoy tan vapuleada ya por los funcionarios del estado municipal de quizás los últimos 40 años.

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