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¿Recordamos a Charles Dickens en el aniversario de su nacimiento…?

Charles Dickens nació el 7 de febrero del año 1812, en Portsmouth, Reino Unido. Su familia era humilde. A los nueve años  Charles comenzó a asistir a la escuela, pero tuvo que abandonar sus estudios porque su padre fue encarcelado por unas deudas que no podía pagar. A los once años empezó a trabajar en una fábrica de calzado llamada Warren’s boot-blacking factory, experiencia que marcó su vida debido a las terribles condiciones en las que vivían y trabajaban las personas de clase más pobre dentro de esas fábricas de calzado.

Su obra

  • Sus obras más importantes son: “Canción de navidad”, “Oliver Twist” y “David Copperfield . David Copperfied es la más autobiográfica- En ella narra la historia de un pobre niño, prototipo de la infancia desvalida que vivió  el propio Dickens.

Muchos de los escritos de Dickens poseen un indudable carácter histórico. Los datos volcados en ellos sobre la infancia.

El problema de la infancia maltratada le interesó mucho, así como el sistema educativo de la Inglaterra de su tiempo cuyos métodos educativos critica.

Su fama fue enorme desde el momento en el que empezó a publicar sus novelas.

La descripción de las aulas del colegio de Salem (en David Cooperfield) son un buen documento histórico.

Sus novelas fueron publicadas por entrega a los periódicos y consiguieron un gran éxito.

A los 109 años de su nacimiento su obra sigue vigente ¿Lo leemos?.


Fragmento de David Copperfield

—¿Decía usted que quizá será niña? —dijo cuando es­tuvo de nuevo con los pies sobre el guardafuego, la falda un poco remangada y las manos cruzadas encima de las rodi­llas—. No hay duda, será una niña; tengo el presentimiento de que ha de serio. Ahora bien, hija mía: desde el momento en que nazca esa niña…

—Quizá sea un niño —se tomó la libertad de interrumpir mi madre.

—¡Cuando le digo que tengo el presentimiento de que será niña! —insistió miss Betsey—. No me contradiga. Desde el momento en que nazca esa niña quiero ser su amiga. Cuento con ser su madrina y le ruego que le ponga de nombre Betsey Trotwood Copperfield. Y en la vida de esa Betsey Trotwood no habrá equivocaciones. Pondremos todos los medios para que nadie se burle de los afectos de la pobre niña. La educaremos muy bien, evitando cuidadosa­mente que deposite su ingenua confianza en quien no lo me­rezca. Yo cuidaré de ello.

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