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Sábato, Saramago y Jaldo

«Creo que no nos quedamos ciegos, estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven». (cfr. Saramago José – «Ensayo sobre la ceguera»).

«Creo que sí, estás demente. Pero te diré un secreto: las mejores personas lo están». (cfr. Carril Lewis -«Alicia en el país de las maravillas»).

Que el actual Vicegobernador no pagara la luz durante un buen tiempo en Trancas, no obstante cumplir un rol muy importante, en ese entonces, en el gobierno de José Jorge Alperovich, permitió predecir su futuro político guiado por la oscuridad y la ceguera.

Aunque esté comportamiento anómico trató de ser desmentido, pese a las evidencias, por los ponis Enrique Béthencourt -proveniente de un partido que reivindica el «terrorismo de Estado», Roberto Moreno -a pesar de haber sido humillado por el mismo Jaldo- y Daniel Deiana -sospechado del vaciamiento de la Mutualidad Provincial, que, además, registra el triste privilegio de ser el funcionario que tiene mayor número de juicios-.

A ello se agrega la incultura de Jaldo porque de otro modo antes de actuar con indisimulable terquedad lo hubiera llevado a recordar el mito de la caverna de platón -para otros una «alegoría»- y no se hubiese ensimismado en un lugar cada vez más lóbrego.

Justamente, el ocaso de Jaldo se remonta a su omisión maliciosa de no abonar en su terruño la boleta de la luz, ni siquiera con la reducción como «tarifa social».

Lo reciente es conocido: La traición a «el mejor gobernador de la historia de Tucumán», por haberlo colocado como actor de reparto, la endeble alianza con Juan Manzur, la destitución de un juez peronista por gruesas defecciones técnicas y claudicaciones éticas del ex magistrado, en un juego de tahúres, y la imposición como defensor del pueblo de otro pony llamado Eduardo Cobos, el despido masivo pero políticamente selectivo, de contratados que no trabajan en la Legislatura y que perciben sus emolumentos dividiéndolos con el legislador y el «puntero», y la asunción del papel de opositor más férreo e importante en contra del titular del Poder Ejecutivo.

Sin embargo en estos últimos días una reunión en el sur de la provincia, en la ciudad de Juan Bautista Alberdi, un efusivo saludo al concejal Bruno Gabriel Alexis Romano, imputado en un par de causas por «violencia de género», debió retrotraer a Jaldo a un episodio que esta vez sí lo tuvo como actor protagónico con «Doña Mary» en su lugar de nacimiento.

En fin […] la virulencia y la impostura de Jaldo no son nuevas porque como escribió León Gieco, «la memoria despierta para herir a los pueblos dormidos que no la dejan vivir libre como el viento».

Es lo que predijo José Saramago en su libro «Ensayo sobre la ceguera» en cuanto a que «el tiempo se está acabando, la podredumbre se amontona, las enfermedades encuentran puertas abiertas, el agua se agota, la comida se ha convertido en veneno. Es una gran verdad eso de lo que «el peor ciego es el que no quiere ver».

Llegará entonces el día en que Jaldo razone como Ernesto Sábato? para quien «la cabeza es un laberinto oscuro, a veces hay relámpagos que iluminan algunos corredores. Nunca termina uno de saber porque hace ciertas cosas».

Dr. Gustavo Morales
Mat. Prof. 3924

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