Interés General

A 90 años de la inauguración del monumento al Gral. Güemes

Este 20 de Febrero de 2021, se cumplen 90 años de la inauguración del monumento en honor al Gral. Guemes, ubicado al final del Paseo Güemes y a los pies del cerro San Bernardo, en la Ciudad de Salta.

Fue diseñado por el escultor argentino de gran fama en su época Victor Juan Garino (Bs As 1877 – Salta 1958).

Se comienza a hablar de la construcción del monumento allá por el 14 de abril de 1877 cuando se realiza la segunda exhumación de los restos del héroe gaucho (la primera había sido en 1823) y se los traslada desde la antigua catedral hasta el mausoleo que tenía su familia en el cementerio de la Santa Cruz.

En 1885, el gobernador de Salta, Cnel. Juan Solá, da impulso el proyecto, de la mano del historiador Ángel Justiniano Carranza, quien estaba interesado en lograr que el Gral. Güemes obtuviera su reconocimiento a nivel nacional

En 1898, se forma la Comisión encargada de elegir el lugar en donde se emplazarían los monumentos, no sólo en la Ciudad de Salta, sino también en Buenos Aires.

En 1909, el Congreso Nacional sancionó la Ley 6.285, que ordenaba la creación oficial de la Comisión Nacional del Centenario de la Revolución de Mayo. Su artículo 14 decía: “Erigir en la Ciudad de Salta una estatua ecuestre al Gral. Güemes”

El escultor, quien fue elegido mediante concurso, estudió distintas razas de caballos, hasta decidirse por uno criollo. Garino, incluso, estudió minuciosamente la anatomía y los movimientos de este tipo de caballos en una estancia de la provincia de Buenos Aires. Además se inspiraba en la evocación güemesiana trazada por Leopoldo Lugones en “La guerra gaucha”.

En 1920 Hipólito Irigoyen preside la Comisión que impulsó definitivamente la obra que estuvo a cargo de la Dirección de Arquitectura de la Nación, el ajuste de las piezas de bronce por operarios del Arsenal Esteban de Luca del Ejército Argentino, el director de la obra el arquitecto Andrés Iñigo y la dirección artística los arquitectos René Villeminot y Alberto Milillo. Pero seguían sin ponerse de acuerdo en el lugar donde se levantaría, algunos veían por entonces con buenos ojos la plaza 9 de Julio y la hoy plaza Guemes.

Años después, ya en 1924 y tras muchos idas y vueltas sobre el lugar, el Diputado Nacional por Tucumán, Ernesto Padilla (miembro de la Comisión Nacional que estaba encargada del Monumento) fue quien logró convencer a los demás miembros del Comité llevándolos al mismo lugar en donde hoy se levanta dicha obra ya que muchos se oponían debido a que planteaban que era un lugar alejado de la ciudad. Padilla, argumentando en que era inevitable la expansión de la ciudad y que en torno al monumento surgirían nuevas viviendas logró que todos estuvieran de acuerdo para continuar con el demorado proyecto.

Finalmente, la obra fue inaugurada el 20 de febrero de 1931 con la presencia del entonces presidente (de facto) José Félix Uriburu, aunque aún había un problema: la ley nacional 6.288 establecía que el Monumento debía estar en una plaza de la ciudad, y el lugar elegido no estaba urbanizado. Entonces, se dispuso un truco legal: en 1926, el intendente Adolfo García Pinto firmó la ordenanza que nombraba esa zona “Plaza de Suburbio Gral. Güemes”.

El monumento tiene 25 metros de alto y las escalinatas y el pedestal fueron construidos con enormes piedras extraídas del cerro San Bernardo. Los relieves en la base representan la resistencia gaucha a la corona española. En el friso norte, se observa la montonera gaucha; en el sur, los gauchos ya organizados militarmente en el Regimiento de los Infernales y, detrás, se representa el sacrificio del pueblo, que dió todo por la Patria.

En la parte delantera, tiene una palma en la que figuran los nombres de los oficiales que acompañaron al general, encabezados por el General Fernández Campero y el Coronel Jorge Vidt, siguiendo los nombres de Juan José Campero, Juan Rojas, Apolinario Saravia, José Quintana, Pedro Zabala, Pachi Gorriti, Luis Burela y Bonifacio Ruiz de los Llanos entre otros.

La imagen del General Güemes fue fundida en bronce y se lo ve montado sobre un caballo con las cuatro patas bien afirmadas y enraizadas en el suelo que tanto defendió, como si aún nos siguiera custodiando desde ahí arriba.

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