Alarma en la mesa chica del Gobierno: analizan la interrupción de la motosierra
Aparecieron versiones sobre la renuncia de Mariano de los Heros de Anses, aunque nunca fueron confirmadas. El recorte de personal, cierre de oficinas y despidos contrasta con la falta de funcionarios.
«Estamos muy contentos por cómo estamos marchando. Nos faltan nombrar unos cuatro mil funcionarios y todavía no explotó nada. Ni nos comimos veinte paros, ni hay más hambre en las calles por los cierres de los comedores ni nos vamos en marzo como muchos pronosticaban», relató uno de los pocos integrantes de la mesa política del presidente Javier Milei luego de los cien días y tras haber iniciado el recorte de personal en una de las áreas más sensibles para La Cámpora, como lo es el Anses.
En esta mesa se sientan, metódicamente, Santiago Caputo, Nicolás Posse, Guillermo Francos, Lule Menem, algunos de los allegados de más confianza de estos y el jefe de todos, Karina Milei. Saben que todo lo que están haciendo tienen consenso social y, además, parecen disfrutar de las reacciones opositoras o sindicales, como los paros de la CGT o ATE, representantes de un sector de los trabajadores del Estado, que inclusive amenazan a los funcionarios que operan la «motosierra».
El gobierno de Javier Milei es un vampiro que absorbe la sangre de sus rivales. Crece ante las reacciones de dirigentes desprestigiados y que son considerados el problema principal de nuestra decadencia. Mientras esto sucede, en sus primeros cien días, el presidente muestra con claridad cuál es su modelo y ejemplo: Carlos Menem, a quien ubicó en el Salón de los Próceres Argentinos, y por eso sigue al pie de la letra el plan del exjefe de Estado que armó una corte adicta para luego producir recortes salvajes que hoy todavía se padecen, fundamentalmente en el transporte, con el famoso «ramal que para, ramal que cierra».
Los camioneros se transformaron, por esa política, en uno de los sindicatos más poderosos del país, y los camiones los vehículos utilizados para casi todo el traslado de cargas y mercaderías. Los pueblos quedaron paralizados hasta luego convertirse en «fantasmas» y la Justicia adoptó una corte adicta que Néstor Kirchner cambió de raíces cuando quiso conquistar a las mayorías progresistas que no interpelaba el peronismo tradicional.
Fueron esos primeros cien días en los que también el expresidente de la Nación colocó los mojones de lo que quería hacer. Ubicó a funcionarios de su extrema confianza en las áreas de recaudación y luego manejó a su antojo el resto de los resortes del Estado.
Por:ALEJANDRO CANCELARE mdz)