Interés General

Bendita adolescencia

Esa etapa de la vida, maravillosa, intrigante, y sobre todo que adolesce. Etimológicamente adolescencia significa , crecimiento, justamente es esa palabra donde pretendo estancar estas reflexiones , como piedra basal.

La adolescencia es sinónimo de cambios, corporales, psicológicos, y emocionales. En ese camino comienzan a resignificar sentires, pensares, e ideologías. Son procesos que llevan duelos, de su cuerpo infantil, de sus padres de la infancia.Lo que conlleva un duelo, es dolor, entonces , crecer duele. En este escenario es donde propongo mirarnos como acompañamos a nuestros hijos adolescentes.

Sumemos a esta escena , el contexto social en el que nuestros hijos están inmersos. Una invasión de tecnología, y una hipnosis de una pantalla. Yo lo llamo hipnosis porque pareciera que estar frente a la virtualidad son sumergidos en un mundo en el que el afuera desaparece.

Escucho frecuentemente frases dichas adolescentes o referentes a ellos “ya te va a pasar” como si fuese que el joven está transitando una tortuosa transformación. Aquí puedo decirles que esta posición o este pensamiento no colaboran a un sano creciemiento.No es un transito indeseable , es necesario y por fortuna y bendición lo atraviesan.

En esta etapa de la que hablamos ellos buscan estructurar su personalidad, buscan grupos de pertenencia, la rebeldía juvenil, los altibajos en su emociones son algunas de las conductas de  ellos.. Los jóvenes, intentan en sus actos encontrarse, entonces nosotros los papás podemos ayudar en ese proceso.

También sienten una fuerte inclinación a afirmar su independencia respecto a los padres.Esto es algo normal, natural e incluso necesario en su crecimiento. Antes o después, hay que verlo así, tienen que llegar a ser independientes. La edad entre los doce-trece y los diecisiete años es el tiempo de preparación para dar ese gran paso.

Los chicos necesitan que se deposite su confianza en ellos. Tienen que ver que sus padres están orgullosos de su entereza y seguros de que pronto llegarán a ser completamente maduros. Sobre este particular, es muy bueno alabarles -igual que cuando eran pequeños- si se lo merecen en algún caso concreto.

Cerca para acompañar, lejos para no asfixiar. 

Respetar su tiempos, ponerles límites y por sobre todo, la palabra , el diálogo, comunicarnos,y que fluyan los canales de comunicación .

Vivamos y dejemos vivirla, bendita adolescencia.

Cecilia Lozano ( psicopedagoga- colaboradora de Prensa Activa Digital)

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