Cada vez más, los productores agropecuarios se animan a cuestionar hacia dónde viaja Milei en materia de retenciones
En los últimos días, en el medio de negociaciones cada vez más intensas para darle un cierre al tratamiento de la Ley Ómnibus en la Cámara de Diputados, va quedando claro que el gobierno necesita recaudar al menos 1.500 millones de dólares adicionales del sector agropecuario por vía de las retenciones. Por eso no retrocede en su pretensión original de elevarlas tanto a los derivados de la soja (que pagarían 33%) como a los cereales y las carnes (que tributarían un 15%), y solo hace retoques a la lista de excepciones para las economías regionales, que no le moverían tanto la aguja de los ingresos proyectados.
En este contexto, son cada vez más los productores y agrónomos que se preguntan cuál es la verdadera intensión del presidente Javier Milei respecto de este tributo y sobre todo si alguna vez podrá cumplir con lo que prometió en la campaña electoral, que es directamente su eliminación. Con el nuevo aumento, por el contrario, la presión fiscal sobre el agro crecería casi 19%, de los proyectados 8.005 millones a 9.511 millones de dólares según un reciente informe de la Bolsa de Rosario. Y todo sin fecha de vencimiento ni cronograma de reducción
