Del testimonio de Juan Pedro Guarino al llanto de Blas Cinalli: así se gestó la declaración de Thomsen
Para la defensa de los rugbiers, la jornada de este lunes era muy esperada. Después de queLuciano Pertossi hiciera una breve aclaración ante el Tribunal Oral en lo Criminal Nº1 de Dolores la semana pasada, el abogado Hugo Tomei sabía muy bien que tenía que darle continuidad a su estrategia.
Y así lo hizo. La audiencia empezó retrasada, pasadas las 12:00, con la declaración de Juan Pablo Guarino, uno de los rugbiers sobreseídos a las pocas semanas del inicio de la investigación por el crimen de Fernando Báez Sosa.
El joven contestó durante 2 horas a todas las preguntas de los abogados que representan a los papás de Fernando, de los fiscales y también del abogado defensor de los imputados.
Aunque no pudo brindar certezas respecto al rol que tuvo cada uno de los rugbiers en el ataque a Báez Sosa, lo cierto es que el testigo reconoció las prendas de los acusados y los marcó en los diferentes videos que existen sobre la golpiza.
Después de él, la defensa y el particular damnificado desistieron de la presencia de Alejo Milanesi, el otro rugbiers sobreseído, y entonces pasaron al frente dos amigos de Blas Cinalli.
Sin embargo, el cambio de clima dentro de la jornada empezó a cambiar cuando María Paula Cinalli entró a la sala. Como mamá de Blas, la mujer brindó detalles del cambio que sufrió su vida y la de su hija después de que Cinalli quedara detenido por el crimen.
La mujer contó que padece de un problema de salud genético, por el cual se operó hace 12 años, pero que su estado se complicó aún más en el último tiempo con la aparición de un tumor.
Ante el crudo relato, Blas no pudo evitar ponerse a llorar. Sentado detrás de su madre, el joven escuchaba atentamente, mientras por momentos se tapaba la cara con el barbijo que tenía en sus manos.
“Un día Blas vino con la propuesta de irse a Villa Gesell, y como había cumplido 18 años, por primera vez dejé que se fuera solo. Yo soy abogada y hasta antes de que ocurriera el hecho, yo era sostén de mi familia, pero ahora hasta mi hija mayor trabaja. Yo no quiero ni pensar lo que habrán pasado los papás de Fernando, pero nosotros también sufrimos mucho”, dijo, y esa última frase motivó que Graciela Sosa y Silvino Báez se retiraran de la sala.
Sin embargo, lo más llamativo de todo fue que mientras María Paula Cinalli hablaba, Máximo Thomsen rompió en llanto. Sin reparos, empezó a secarse las lágrimas que caían por sus mejillas.
Lo cierto es que Thomsen y Cinalli no fueron los únicos que se conmovieron con su relato, porque también lloró fue María Cinalli, la mamá de Luciano y Ciro Pertossi, que es la hermana de María Paula.
Cómo se gestó la declaración de Thomsen
Después de esta primera declaración, la segunda irrupción fuerte de la jornada llegó de la mano de Rosalía Zárate, la mamá de Thomsen.
Como la señora tenía que declarar, a diferencia de otros familiares, nunca había estado en la sala como parte público, y este lunes fue la primera vez que vio cara a cara a su hijo mientras estaba sentado en el banquillo de los acusados.
Para su entrada, Máximo ya lloraba y bastante. “Cuando me enteré lo que pasó, me fui a Gesell y al llegar me encontré con que estaba detenido. Por todo esto empecé a tener ataques de pánico. Me quedé en la cama y no me levanté más, lo hice recién cuando me dijeron que podía verlo”, sostuvo.
Además, explicó que después de que su hijo quedara preso, empezó con dolores, y una vez que fue al médico, le dijeron que tenía cáncer. “Hice todas las semanas quimio y ahora sigo con rayos. Lo único que hago es ir al médico, hacer el tratamiento y salir para ver a mi hijo”, aseguró, mientras a sus espaldas Thomsen seguía conmovido y, como podía, con sus manos se tapaba el rostro para ocultar su llanto.
Después de que Zárate saliera de la sala, el momento de máxima tensión comenzó cuando Tomei le avisó al tribunal que su defendido Thomsen quería declarar.
A simple vista, dentro del recinto muchos sintieron que la estrategia del defensor empezaba a desplegarse y que la intervención de Máximo era parte de algo previamente acordado.
Si su decisión fue espontánea o no, eso solo lo saben Tomei y su defendido. Lo que quedó claro es que el imputado se dedicó únicamente a responder preguntas sobre sus actos, y evitó hablar del resto de los agresores. “No voy a responder nada sobre los demás”, repitió varias veces.
En este sentido, el sospechoso sostuvo que la golpiza en la puerta de Le Brique empezó cuando quiso evitar que Ciro Pertossi se peleara con alguien y, repentinamente, recibió una trompada.
“Cuando recibo un piña, reaccioné pegando patadas. Pero jamás en la vida lo hice con la intención de matar a alguien”, explicó durante su declaración, en la cual además aseguró que nunca se enteró de que habían matado a Fernando tras el ataque, y que recién se dio cuenta de lo ocurrido cuando la policía fue a detenerlo junto al resto de los rugbiers.
Fuente: TN