Día del Profesor
Día para conmemorar el fallecimiento de José Manuel Estrada en 1894, quien fue no solo Profesor, sino historiador, orador, escritor, periodista y un intelectual influyente de la época.

Nombrado como subsecretario de Relaciones Exteriores durante la guerra con Paraguay, el Presidente Domingo F. Sarmiento tenía un fuerte vínculo de admiración y respeto hacia Estrada. Motivo que luego le diera acceso a intervenciones constructivas en muchas instituciones.
Fue Profesor de la Cátedra de Instrucción Cívica e Historia Argentina en el colegio Nacional de Buenos Aires, dirigió el departamento general de Escuelas. Y en 1871, participo de la Convención Provincial Constituye encargada de sancionar la Constitución de la provincia de Buenos Aires al año siguiente.
Participante activo en la Política, sanciono la ley de Matrimonio Civil para 1888, y durante la presidencia de Roca, se convertiría en su opositor intelectual con perfil católico.
Así, tras un legado de gran fuerza con la Educación y sus deseos de progreso, es que se conmemora este día. Comprendiendo que, aunque los que ejercen esta labor, se especializan en un área puntual, dejan de lado sus preocupaciones para enseñar y educar al otro.
Tuvimos el agrado de contactarnos con dos profesionales, quienes nos comentaron un poco sobre su experiencia incluso ante la difícil situación que apremia nuestros días por el COvid-19.
Sebastián Medina, profesor de Educación Física, ejerce la docencia en una escuelita de precarias condiciones y también se desenvuelve como entrenador en el Club Avellaneda. Sus inicios se dieron jugando en el club que lo vio crecer haciendo carrera como entrenador y profesor, pero su quiebre se dio al comprender que su verdadera vocación era la docencia luego de cursar los estudios de ingeniería.
“Tenía 19 años, yo estaba estudiando ingeniería en sistema y empecé a trabajar como monitor en una categoría de minibasquet que son nenes de 9 a 11 años, y me empezó a gustar muchísimo la docencia, el planificar, el ejecutar y bueno, fui agarrando esa vocación desde muy chico. Y cursando tercer año de ingeniería abandone por ingresar en la facultad de educación física. Creo que fue una de las decisiones más correctas que tome en mi vida. Hoy estoy orgulloso de lo que soy y contento por elegir este camino” nos dice Medina.
Reconoce, además, que la crisis que nos apremia a todos por las condiciones sanitarias que atravesamos, ha llevado al profesor a buscar otros métodos de llegada para con el alumno, y que a través de una pantalla la enseñanza es más compleja.

El profesor de Educación Física, acostumbrado al contacto con los niños en el patio, paso a recibir devoluciones quizás en destiempo, con la falta de afecto característico de esta área escolar. Pero que no desalienta al buen desempeño.
Al acto de ejercer en contextos generales difíciles, se le suma la situación socioeconómica particular de esta escuela en la que se desempeña como profesor. “Yo hago mucho hincapié en la contención, en el apoyo, en tratar de robarles una sonrisa a niños que tienen carecías afectivas o necesidades básicas. Entonces trato que esa horita que ellos están conmigo, la disfruten, la pasen lindo, y se olviden de lo que viven a diario. Creo que esa es mi misión hoy” concluyó.
Tocando otra especialidad dentro de las aulas, Mariana Medina, profesora de Inglés, nos dijo que ejercer en estos tiempos tenía un nuevo sabor, una reivindicación de contactos y cariños.
Dejando sus estudios de abogacía, Mariana estudiaba de manera paralela el profesorado de idioma como hobby, y con el tiempo, comprendió que su vocación era la docencia.

Ante la pandemia, reconoce tener a favor su accesibilidad y la de sus alumnos para poder tomar contacto a través de las tecnologías. “Con este nuevo contexto, la verdad nos hemos obligado a reinventarnos y buscar la forma de llegar igual a los alumnos. Pero se extraña el aula. La interacción, la dinámica que existe y todo lo que te brinda el aula. No hay forma de suplantar eso. Interactuar con los chicos en la presencialidad es irremplazable”.
Aclara que brinda todos los medios posibles para que tenga una llegada mayor para todos o casi todos ellos. Y que el momento preferido de sus clases, es cuando luego de entender lo académico, los chicos le hacen participe de su día a día, del contacto humano como bien le llama Mariana.
Citaremos el pensamiento de ella para cerrar esta nota, argumentando que “la educación tiene como misión, darle a las personas las herramientas para poder cambiar su universo y mejorarlo” y que como profesor o profesora, plantearse la idea de dar la confianza al alumno de que “puede” con todo lo brindado, nos hace mejores a todos.
Desde el equipo de PAD, celebramos este día con todos los honores, a todos aquellos que con mucho amor se entregan a esta vocación de instruir y educar para el progreso como personas y sociedad.