El Gobierno se prepara para inyectar pesos e intentar una baja de tasas
El margen para una disminución de los rendimientos es acotado y se espera un aumento de la demanda de divisas a medida que se acerque la elección bonaerense.
La licitación de bonos anunciada por el Tesoro se transformó en una operación muy relevante para la marcha del plan financiero y cambiario. No solo porque el monto de lo que se busca refinanciar es enorme, cerca de 15 billones de pesos, sino además porque los inversores esperan ver cuál será la señal de tasas que dará el equipo económico tras el fuerte salto de las últimas semanas
La expectativa es que la licitación no sea refinanciada por los inversores en un 100% ante la necesidad de pesos por parte de bancos y empresas. El Tesoro también limitó las Lecap a tasa fija que se podrán suscribir previo a las elecciones legislativas. Como máximo se podrán renovar hasta 7 billones de pesos con vencimiento en septiembre. De esta manera, se quiere evitar una concentración demasiado grande de pagos faltando pocas semanas para los comicios legislativos, que tendrá lugar el 26 de octubre.
La expectativa es que para estos plazos más cortos se mantengan las actuales tasas de mercado, en torno al 45% anual. La incógnita es si habrá margen para bajar al menos marginalmente los rendimientos en pesos para los plazos más largos, ya que el impacto sobre las cuentas públicas es mucho mayor
Entre los bonos elegibles hay un BONCER corto (que vence el 31 de octubre) que también podría recibir demanda significativa. Y bonos dólar linked que seguramente tendrán menos suscripción porque no se ve un escenario de fuerte salto del tipo de cambio oficial. A último momento se agregaron varios bonos ajustados por tasa TAMAR (plazo fijo de más de $ 1.000 millones) con vencimientos escalonados hasta febrero del 2026.
La posible inyección de pesos que surja de la licitación debería ser, sin embargo, acotada para evitar que ese dinero tenga como destino el dólar. Justamente en las últimas semanas fue el propio Gobierno el que promovió un fuerte incremento de los rendimientos en pesos para evitar un mayor salto cambiario.
Desde la última semana el objetivo se logró y el tipo de cambio retrocedió desde $ 1.380 hasta $ 1.335. Claro que el costo para conseguirlo fue el fuerte incremento de tasas, que impacta en todo el espectro: el Gobierno debe pagar más intereses, las empresas se financian más caro a la hora de salir a buscar capital de trabajo y para las familias representa un aumento del costo de endeudarse, por ejemplo, con un préstamo personal o un crédito hipotecario.