El secreto de Estados Unidos para obtener asombrosos índices de producción
La ganadería vacuna estadounidense tiene un desarrollo formidable, con índices de producción envidiables para los productores argentinos, pese a desarrollarse en un clima mucho más hostil que el nuestro. Como reflejo de esa realidad bastan unos pocos ejemplos: en rodeos de cría que están todo el año a campo, soportando durísimas nevadas, es frecuente destetar terneros de 300 kilos a los siete meses. Luego, con seis-siete meses más de recría y engorde a corral, se producen novillos de 650-700 kilos.
Cría y engorde muy eficientes
“Los criadores norteamericanos están buscando vacas de tamaño y peso más moderado, para apuntar a la máxima eficiencia productiva y reproductiva. Pasan todo el año en el lote -aun en la temporada de rigurosas nevadas- y destetan terneros de 300 kilos, que ganan 1,5 kilos por día porque la vaca tiene excelente estado todo el año; se busca que esté siempre gorda y produciendo mucha leche”, cuenta Jerónimo Gau, veterinario que trabaja en la provincia de Buenos Aires y participó de un reciente viaje ganadero a Estados Unidos organizado por Select-Debernardi.
“En invierno, desde el norte de Kansas hasta Montana, algunos campos soportan hasta seis meses de nieve en los lotes, por lo que las vacas son apoyadas en su alimentación con rollos, proteínas y minerales. Solo son llevadas a un galpón en el momento del parto, para evitar que el ternero se congele. Allí se le suministra calostro durante un día y luego vuelven al potrero”, agrega.
Durante el crecimiento al pie de la madre, la mayoría de las cabañas consumen ración con carritos que permiten el creep feeding, es decir una suplementación a la que solo tiene acceso el ternero. Este manejo permite que los toros se vendan al año de edad con 600 kg.
La raza predominante en la zona de cría de Estados Unidos es el Angus negro (75% de las existencias). Existe la Asociación Americana de Angus, que creó la Carne Certificada de esa raza, que recibe un diferencial de precio por esa condición en supermercados y restaurantes. Los premios pueden alcanzar hasta 300 dólares por novillo. Así “se les da valor a quienes generan un producto de alta calidad y a la organización que lleva adelante el programa”, explica Gau. La Carne Certificada Angus tiene requisitos de pelaje (tiene que ser negro) y de la res, como el área del ojo del bife, el marmoreo de la carne, la grasa de cobertura, etc.
La Asociación tiene 23.000 afiliados y cuenta con una base de datos de 20 millones de animales registrados, con los rasgos de selección de toros padres probados para utilizar como reproductores. Este es uno de los principales valores, ya que al tener tantos datos, sus DEP tienen mucha confiabilidad a la hora de elegir un semen para introducir en los rodeos.
La recría de los terneros es muy rápida. “En seis o siete meses, con alimentación a corral, obtienen novillos de 650-700 kilos. Estos resultados se consiguen con una ración integrada con grano, burlanda u otros residuos de la industria del etanol y silaje. Con la misma ración se pueden criar toritos con pesos superiores a 500 kilos a los 12 meses”, observa Gau, quien recorrió siete estados y 5000 kilómetros, junto con productores de varias provincias argentinas.
Estas performances productivas se consiguen con animales con genética que da prioridad al buen desarrollo de músculo desde temprana edad, pero con limitada cobertura de grasa para no ser castigados al alcanzar peso de faena.
Gau aclara que en los últimos años los criadores también están empezando a considerar otras razas, como la Simangus. Es una cruza de Angus con Simmental, una raza continental de carne magra que, en estado puro, tiene muchos problemas de parición por el peso del ternero y resulta difícil de terminar. Estos inconvenientes se resuelven con la cruza con Angus.
Adiós al alambre
Una cerca virtual, sin postes ni varillas ni alambre, que limita el movimiento de la hacienda como si fuera una barrera convencional, ¿Ciencia ficción o realidad? En muchos campos de Estados Unidos esta tecnología disruptiva ya se está utilizando en rodeos comerciales, con muy buenas opiniones por parte de los usuarios. En la Argentina ya está siendo probada por el INTA.
¿En qué consiste en la práctica? Un equipo controla el pastoreo y el movimiento del ganado creando barreras virtuales desde una computadora en el escritorio. Está compuesto por un collar y un dispositivo electrónico con batería de larga duración por animal. El dispositivo tiene como función la geolocalización y está vinculado con una PC o un smartphone y con antenas colocadas en el perímetro del campo. El sistema se configura con el mapa del establecimiento, en el cual se establecen las parcelas que se asignan al rodeo en cada momento.
“Con el collar colocado en los animales y con el sistema configurado, cada vez que el animal se acerca al límite establecido comienza a emitirse un sonido de advertencia. Si lo ignora y sigue avanzando, el equipo emite una descarga eléctrica que lo detiene y lo educa”, afirma Santiago Debernardi, otro de los viajeros.
La implementación de estos alambrados virtuales exige un período de acostumbramiento, luego del cual los vacunos lo respetan de manera segura. Al principio, se hace coincidir la barrera virtual con un alambrado convencional. En general, el 90% de los animales responde bien a los estímulos del equipo. Sucede que los bovinos son animales que prefieren no estar solos. Si uno no respeta el límite virtual y el resto sí, al poco tiempo retrocede, vuelve con su grupo y se mantiene allí.
Estos equipos tienen una serie de ventajas, más allá de la diferencia de costo con un alambrado convencional: se pueden utilizar en zonas montañosas o con relieve quebrado, difíciles de alambrar. También permiten desarrollar pastoreos intensivos en parcelas chicas sin necesidad de recurrir a alambrados eléctricos. Asimismo, se han utilizado para hacer “callejones virtuales” hasta donde están ubicadas las aguadas.
En Estados Unidos se están usando cercas virtuales en muchos campos para intensificar los planteos y reducir los costos de mano de obra. En algunos ya llevan varios años con muy buenos resultados.
Los inconvenientes encontrados durante la implementación de esta tecnología se asocian principalmente a la pérdida de collares, algo que no supera el 10% en campos naturales de cría de Estados Unidos, de grandes dimensiones.
Mientras se va probando a campo, los oferentes de esta tecnología siguen desarrollando la “sintonía fina” pensando en que estos equipos pueden cambiar la forma de hacer ganadería en los próximos años. En el mercado ya hay varias marcas disponibles -Vence, Gallagher- y en la Argentina se está desarrollando un prototipo en Río Cuarto.
Genética argentina en Estados Unidos
Más allá de su gran desarrollo tecnológico, los cabañeros y los ganaderos estadounidenses están abiertos a nuevos caminos de trabajo. Es así que hace un tiempo vinieron a la Argentina desde el estado de Montana –el más ganadero de Estados Unidos- y compraron hembras y embriones de varias cabañas.
“Los embriones fueron trasplantados a vacas receptoras norteamericanas y como resultado se produjeron toros y hembras que tuvieron gran demanda en Estados Unidos” destaca Debernardi. Particularmente, uno de ellos -South America- fue comprado en 150.000 dólares por Larry Coleman, un prestigioso cabañero norteamericano. Este toro es hijo de Serrucho, bicampeón Angus en la exposición de Palermo, un animal que a su vez tenía genética americana y argentina de gran calidad.
Los motivos que impulsaron a Coleman a efectuar la compra fueran incluir genética que haya seleccionado vacas rústicas, capaces de producir en condiciones pastoriles, y además “refrescar” la sangre utilizada en su pedigrí.
South America es un toro muy acorde al gusto de los cabañeros y ganaderos norteamericanos. Tiene tamaño mediano y conformación estilizada, por lo que resulta “una máquina para hacer hembras homogéneas”, según explica Santiago. Las crías del toro resultan aptas para el mercado norteamericano y se venden altos precios en los remates de la raza.
Fuente (La Nación)