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En abril, vuelve al Virla en cuatro únicas funciones «La catedral sumergida»

La catedral sumergida”, una obra de Enrique Papatino, es el último éxito de la Compañía Filodramática de Socorros Mutuos que ahora regresa al Centro Cultural Virla los sábados de abril a las 22, a partir del 9 de este mes.

Aunque el título de la pieza nos remite a un bello Preludio para piano del compositor francés Claude Debussy, en este caso, se trata de una pieza dramática escrita por un autor porteño que día a día viene cosechando importantes logros en el ámbito teatral y dramatúrgico.

Enrique Papatino es el autor de esta obra que recibiera por sus méritos muchos reconocimientos por su dramaturgia. En efecto, por esta obra, Papatino recibió el segundo premio del Fondo Nacional de las Artes entre muchos otros reconocimientos a lo largo de su carrera, además de una destacada trayectoria como hombre de escena y como docente teatral.

En esta versión tucumana intervienen actores que no requieren de demasiadas presentaciones porque, son también tres excelentes interpretes que han desarrollado importantes e intensas trayectorias en el escenario y ellos son: Gloria Berbuc, Soledad Valenzuela y Pablo Parolo; y en esta oportunidad el elenco decidió invitar a un director laureado y de solvente trayectoria como lo es Leonardo Goloboff, quien en otras ocasiones ya había trabajado con estos mismos intérpretes.

La talentosa y creativa Eli Cárdenas complementa este equipo de lujo a cargo de la concepción y plasmado de escenografía, ambientación y vestuario. El Equipo cuenta además con el respaldo en sonido y luces de Juampi Parolo.

«La Catedral sumergida» de Papatino, es un texto profundo y sensible, que nos habla de la búsqueda de un hombre, agobiado y afligido, por una existencia que lo atormenta sin tener claro el camino a seguir.

La historia nos cuenta de Waldo, un editor y escritor frustrado, que convive con su esposa Ana. Con ella dialoga de literatura e imaginan viajes juntos hacia el pasado, para dialogar con grandes figuras de la humanidad como Mozart. Sin embargo, la frustración por no poder terminar un libro y las recriminaciones de Ana por ello, fastidia a Waldo, que prefiere irse de su casa a un bar para poder trabajar en textos ajenos sin interrupciones.

En una de sus frecuentes ida al bar. y en circunstancias graciosas, conocerá a Julia; una joven de fuerte personalidad, relacionada también con la literatura, con la que empezará una relación de amistad que, con el correr de los encuentros irá ganando en intensidad.

Esta obra tiene un componente de suspenso e intriga muy importante por lo que no queremos adelantar más y preferimos que cuando el espectador vea la obra, descubra de qué manera Waldo resolverá la situación, ya que Julia cada vez estará más presente en su vida y comenzará a hacerle preguntas que su amante, aunque lo intente, no será capaz de responder.

La catedral sumergida” es una atractiva obra que reúne a dos mujeres y un hombre; un trío que rompe con lo previsible, y de un enigma no confesado que esconde las complicidades del amor, la dicha y la desdicha de lo cotidiano.

Pero, como en la realidad, la vida siempre se abre paso. Si las emociones están sumergidas, y si las campanas siguen sonando aún bajo las aguas, bastará que la inundación descienda para que la realidad descubra su desnudez.

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