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¡ENTRECUENTOS!

¡Hola, chicos!

 ¿Estamos preparados para continuar leyendo en familia…?

Pues bien, hoy nos encontraremos con el quinto capítulo de ¿Quién Soy?

Cuenta historia del Tucumán)  ¿Empezamos…?

   Capítulo 5

IBATÍN

Diego de Villarroel, seguía avanzando. Muy a menudo sacaba y leía un papel. Un papel donde estaba el poder que le había dado su tío don Francisco de Aguirre:

10 de Marzo de 1565… como Tal, mi teniente de gobernador y capitán,

Podeis poblar y pobleis una ciudad o pueblo de San Miguel en el campo que llaman en lengua de los naturales Ibatín…

¡Era una enorme responsabilidad la de fundar una ciudad!

A su vez,  Hoja Tradi  y Gorrión Futu  estaban listos para ayudar. No en vano,  lo observaban, lo seguían, lo cuidaban.

 Y así llegó otro otoño. Otro otoño  con una selva fastidiada, la que le abría paso a regañadientes.  Por dónde Diego de Villarroel y su gente  avanzaban, los pastos  los se sentían extraños.

 Desconocían esas pisadas.

 Así mismo  los pájaros  se preguntaban ¿quién era este hombre de barba oscura y clara piel que  sin cesar avanzaba y avanzaba?.

Pasó abril y llegó mayo. Diego de Villarroel seguía su marcha.

 Debía llegar a Ibatín.

 Y llegó.

 El lugar era “antes alto que bajo”. Tenía muchos árboles. Bellos. Majestuosos. Tiernos . Los cedros, los lapachos, las tipas, los laureles y los cebiles centenarios, lo saludaron.

El lugar tenía canto y perfume.

 La temperatura era noble.

Había un cielo azul y un sol amigo. Además, un río que bajaba del cerro.

Era el lugar indicado. Inmediatamente pidió a sus hombres y ordenó a los indios que limpiaran el lugar elegido.  Luego según lo indicado por las leyes de Indias (en cuanto a fundación de ciudades) trazó el plano de la ciudad.

 El plano marcaba un cuadrado de siete cuadras de lado con cuarenta y nueve manzanas incluidas.

En la manzana central se ubicó la plaza pública. En esa plaza iba a fundar la ciudad. Todo ocurrió un 31 de Mayo de 1565.

 Ese día, Tradi estuvo más atenta y nerviosa que nunca.

Futu  se encargó de  avisarle  a los vientos y al cerro lo que estaba sucediendo.  Los helechos le contaron a los ríos. Las liebres, a los venados. Las perdices, a los zorros y las flores de los cardones  les transmitieron a sus amigas las pircas  todo lo que ocurría. Y así lo hicieron:

  • “Ahora don Diego de Villarroel, circunvala la plaza seguido por veinticinco vecinos con el rojo estandarte en alto”

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  • “Ahora plantan el árbol de la justicia”

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Ahora están por leer el bando de la Fundación de la ciudad. Lo hacen en nombre de Dios, del Rey y del Gobernador del Tucumán.

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  • Ahora plantan una recia Cruz de quebracho

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Ahora, están nombrando a las autoridades:

ALCALDES ORDINARIOS. Pedro de Villalba y Juan Nuñez de Guevara.

REGIDORES: Antón Berrú, Diego de Saldaña, Bartolomé Hernández, Francisco Díaz Picón, Pedro Larique y Diego de Vera:.

PROCURADOR GENERAL: Alonso Martín Arroyo.

LUGAR TENIENTE DE GOBERNADOR: Diego de Villarroel,

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Ahora, reparten solares y estancias

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Ahora, escuchen bien,

 ¡Reparten nativos!.  Es decir entregan indios a lo encomenderos!

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Y ahora… se aleja triste, muy triste casi llorando un anciano cacique.

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-Y ahora ¡Se acabó!

-¿Qué significa todo lo que hemos visto?- preguntó Tradi:

¿Es acaso la muerte de un pueblo para dar paso a otro?

– Eso depende de nosotros- contestó Futu.

 Sí. Depende de nosotros que el pasado viva en el presente.

¿Qué opinás?

-No me atrevo a opinar. Sólo siento que debo abrazarme a tus alas que son el pasado para florecer en futuro…

Futu la estrechó tiernamente y le dijo:

-No temas, Tucumán será pasado y futuro.

Ven, abrázame,  pon tus manecitas en mis alas y cantá tu mejor canción de cuna.

 ¡ En Ibatín ha nacido Tucumán!

Tradi empezó a cantar suavemente:

Arroró mi suelo

Arrorró mi sol

Tucumán pedazo

De mi corazón

El suelo de Ibatín sonreía.

El Aconquija se desperezaba y don Tiempo les guiñaba  un ojo.

La tarde que empezaba a vestirse de lila suspiró asombrada y le pidió a don Sol  que le preste sus brazos para poder abrazar a los indios y enviarles calor. En alguno de ellos  hasta pudo secarles  las lágrimas.

  Tradi y Futu pusieron  esperanzas  y rezaron  profundamente para que ambas culturas aprendieran a caminar juntas.

¡Aún había tanto por hacer!

                                                           Hasta el próximo domingo

                                                          Honoria Zelaya de Nader

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