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¡Entrecuentos!

¡Bienvenidos…!

¡Hola, chicos!

 ¿Estamos preparados para continuar leyendo en familia…?

Pues bien, hoy nos encontraremos con el noveno capítulo de ¿Quién Soy?

Cuenta historia del Tucumán)  ¿Empezamos…?

   Capítulo 9

¿Quien soy yo?

Esta tarde llovía y toda la calma del cielo estaba en la casa nube.

 Estaban Doña Calma y un Ángel regordete morenito y juguetón  amigo de Tradi.

 Todos jugaban.  Jugaban a recitar rápido y sin equivocarse María Chucena:  ¿Los escuchamos?

María Chucena su choza techaba.

Un techador que por allí pasaba dijo:

  • María Chucena

¿Tú techas tu choza o techas la ajena?

  • Ni techo mi choza

Ni techo la ajena

Que techo la choza

De María Chucena.

Y quién  se equivocaba  siempre era Tradi. Ocurre que los ángeles son expertos en este juego. No en vano  se pasan horas y horas ejercitándose.

 Mientras cuidan niños, se ejercitan.

Mientras recogen perfumes, se ejercitan .

Mientras lavan las nubes, se ejercitan.

 ¡Claro!  Así,  es fácil ganar!… Y bueno, pero pensándolo bien, ella    también podría hacerlo ¿verdad?

¿Acaso, no lo hacés vos…? Entonces ¡que se embrome! O que juegue a otra cosa. Porque esto de perder siempre… no es muy agradable..!

Y decidieron jugar a otra cosa.

 Esta vez fueron las adivinanzas.

Empezó el Ángel:

Adivina, adivinadora…

¿Qué cosa es cosa

Que entra al río

Y que no se moja?

Mmmmmmmmmm A ver… ¡Ya sé! -se apresuró a responder Tradi – Un ángel.

  • Perdiste. Si un ángel, entra al río, se moja. Te lo dice quién sabe. Aventurá otra vez.

Y Tradi aventuró otra respuesta:

-La lluvia.

-¡Perdiste otra vez! -acotó el Ángel. La lluvia es agua y por lo tanto está siempre mojada.

¿Te rindes…?

  • No. Aún,  no. Dame una última oportunidad.

Y tuvo la última oportunidad.

  • ¿Son los ojos?
  • No. ¿Te rindes?
  • Sí – dijo tristona, la Hoja.
  •  Pues bien, son los rayos del sol, dijo con picardía el Ángel-
  • ¡Ah ahahahahahahah. Bueno. Dale. Decime otra.
  • De acuerdo, pero ahora piensa bien.

                                 –Qué cosa es

                                 Que mientras más grande

                                 Más se ve.

  • ¡Uy! Esa sí que es difícil. Mmmmm… A ver… -dijo Tradi- Dejame pensar.

Y Tradi con cara de gran pensadora miraba a lo lejos.Mientras tanto el Ángel juguetón, se entretenía saludando y haciéndole cosquillas con una espiguita de trigo a todas las nubes que pasaban cerca. Esto disgustó a laHoja.

  • No. Así no juego. O me prestas atención, te quedás en silencio y me dejás concentrarme, o no juego.
  • Está bien. Tenés razón. Me quedo quieto -dijo el Ángel.

 Tradi seguía meditando. Indecisa. Al fin, levantó  la cabeza  y  con la voz muy recia exclamó:

  • ¡Tengo la respuesta! Mejor dicho, tengo las dos respuestas.
  • ¿Dos respuestas?  No.  No puede ser.
  • ¿Cómo que no puede ser? – dijo muy seria la Hoja- Escúchame. Escúchame y después lo discutimos.
  • Está bien. Veamos.
  • El error y la oscuridad, dijo triunfante la Hoja.
  • Sí. La oscuridad está bien. – aceptó el Ángel, pero eso del error …

Mudo se quedó el pobre. Mudo y con la boca abierta. Al rato cuando la pudo cerrar, dijo alborozado:

  • ¡Bravo, amiga! ¡Bravo!. ¿Sabés   que eso del error no se me había ocurrido?¡Vaya que sos inteligente! ¿Por qué no la aprovechás y te inscribís en la escuela?
  • ¿En la escuela? ¿Qué escuela?
  • La que acaba de fundar don Francisco de Salcedo, aquí en Ibatín.
  • ¿Cuándo? -preguntó sorprendida la Hoja.
  • Ahora, ahora mismo. Hace unos días.
  • ¿Cómo es eso? ¿Ahora o hace unos días? – lo reprendió algo molesta la Hoja
  • Bueno. Es una mal manera de decir – dijo el Ángel- Lo diré con propiedad. Precisamente el 14 de Noviembre de 1613, en Ibatín
  • -Y te parece que me recibirán – preguntó la Hoja   entusiasmada.

-Y bueno, si no te reciben , cosa que tal vez  puede ocurrir por ser mujer, vos te ocultás calladita en algún rincón del aula y san se acabó.

  – ¡Sabés que sí? Además-continuó la Hoja,  debo hacerlo.

Futu y yo hemos contraído con don Tiempo  un gran compromiso. Yo,  proteger  nuestra tradición y Futu, mirar  hacia el futuro .

De allí nuestros nombre : Futu y Tradi. Pero tal tarea  no nos es nada fácil. Por eso considero insoslayable asistir a la escuela.

-Claro que  lo debes hacer.

Pero no pudo continuar. En ese momento aparecieron muchos, pero muchos angelitos sonriendo, quienes en menos que canta un gallo armaron una ronda, con Tradi y Futu en el medio, luego empezaron a cantar felices.

En coche va una niña

carabín

En coche va una niña

carabín,

Hija de un capitán

carabín run, rin

carabín run, ran.

    ¡Qué hermoso pelo tiene!

carabín.

¿Quién se lo peinará?

 carabín, run, rin,

 carabín run, ran

Lo peinará la reina

carabín

Con mucha suavidad .

carabín run, rin

carabín run, ran.

 Con peinecito de oro.

carabín

Y horquillas de cristal,

carabín run, rin

carabín run, ran.

Yo también cantaba.

     ¿Quién soy yo? YO SOY VOS

El Aconquija sonrió. La  tarde  los abrazó   y un fresco perfume a tiempo

caminaba por Tucumán.

                                                                  Hasta el próximo domingo

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