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ENTRECUENTOS!

¡Bienvenidos…!

¡Hola, chicos!

¿Están preparados para continuar leyendo en familia…? Pues bien, hoy nos encontraremos con el undécimo capítulo de ¿Quién Soy?

Cuenta historia del Tucumán)  ¿Empezamos…?

   Capítulo11

Acunado por azahares

 Y se realizó el traslado de la ciudad fundada en  Ibatín. 

Y la ciudad de San Miguel de    Tucumán, empezó a crecer y crecer en su nuevo sitio.

  Y siempre atentos a su misión Hoja Tradi y Gorrión Futu.

No en vano, se los vio inmensamente felices el 24 de septiembre de 1812, día en el que el general Manuel Belgrano derrotó a las tropas realistas en Tucumán.

Asimismo bailaron y cantaron   el 9 de julio 1816,  cuando en la casa de los Laguna se juró  la Independencia  Argentina.

Al matrimonio conformado por Hoja Tradi y Gorrión Futu les  complacía ver cómo  su  preciosa y valiente ciudad conversaba a diario con los cañaverales.

Acunaba millares de azahares.

Miraba con orgullo la producción  azucarera.

Charlaba con los trapiches.

Bordaba nubes. Escribía cuentos. Acariciaba poetas…

Y ya que hemos hablado de cuentos y poetas ¿Qué te parece si te cuento uno?  – le dijo la ciudad, al Gorrión y a la Hoja. 

-¡Dale,  nos gusta que nos cuenten cuentos ! respondieron

¿Y cómo se llama el cuento?

Se llama, La Noche en la que nació el arrorró.

 Y hacia él vamos:

                      LA NOCHE EN LA QUE NACIÓ EL ARRORRÓ

Hace muchos, pero muchos años, tantos que ni las abuelas de nuestras abuelas habían  nacido, ocurrió lo que te quiero contar.

Era la hora del atardecer.  Los grillos entonaban con más ganas que nunca sus canciones. Las luciérnagas, prendían y apagaban sin cesar sus farolitos. Los helechos peinaban y despeinaban  sus largas cabelleras.    Los jazmines perfumaban a las palomas y las mariposas hacían colas en el río para lavar sus alas multicolores en los espejos del agua. Todos parecían estar preparándose para un gran acontecimiento.

Los únicos que permanecían indiferentes eran un viejo cacique calchaquí y su altiva quena. Hacía ya mucho tiempo que ellos sin saber por qué habían quedado mudos y se decía que sólo un milagro podría devolverles la voz. El caso es que el anciano cacique pasaba sus noches mirando las estrellas y únicamente se le escapaba una sonrisa cuando alguna de ellas lo saludaba.

 Lo mismo le ocurría a la quena.  Pero esa tarde los dos estaban más silenciosos que nunca.

Así fue llegando la noche. Una noche serena, brillante, única. Una noche que   no  parecía ser una más. Se anunciaba distinta ¿Por qué?  Nadie lo  sabía.

Pasaron las horas. Llegó la medianoche y de pronto, precisamente justo a las veinticuatro horas un resplandor inconmensurable iluminó el lugar. Luego se vio a   un Ángel  bajar desde  el  Cielo entonando  una canción.

 Una canción cuya letra no   comprendían . Una canción que sonaba a algo así como: r-r-r-r-r-r-r-r-r-r-r-

Nadie entendía nada. Los sauces interrogaban a los musgos, el viento a las pircas, los gorriones a los chicos, pero…. ninguno sabía  nada de nada.   Y en eso estaban  cuando sin haberse repuesto aún de la primera sorpresa, les llegó otra.

 Empezaron   a descender más y más  y más   ángeles y todos  cantaban a coro  la misma canción y fue en ese preciso instante  en el que se  produjo un   milagro

¿Un milagro, dices? preguntó sorprendida la gentil pareja.

 Si. Un milagro.

 Al llegar la medianoche todo se detuvo.

Todo quedó en silencio y oh, prodigio, en medio de ese silencio la anciana Quena empezó a decir: 

Por un rayito de estrella

ha bajado una canción

tiene rosas en el pelo,

en los ojos, emoción

y en su voz este mensaje:

¡Ha nacido

El Niño Dios 

Esa noche fue la noche  en la nació el arrorró.

 ¿Lo sabías…?

        Hasta el próximo domingo

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