Hoy, a 76 años de la liberación de Auschwitz
El 27 de enero de 1945 tropas soviéticas entraron en el centro del Holocausto, donde fallecieron 1,1 millones de personas.
A 76 años de ese día histórico, seguimos con la pregunta esencial ¿Porqué? ¿Cómo pudo el hombre atentar así en contra del hombre y su dignidad?
Se estima que en este campo de concentración murieron 1,1 millones, el 90% de ellos, judíos. Allí, también, murieron 70.000 prisioneros políticos polacos, más de 20.000 gitanos, 10.000 prisioneros de guerra soviéticos, republicanos españoles, cientos de testigos de Jehová y decenas de personas acusadas por homosexualidad; todo ello en menos de cinco años.
El 27 de enero de 1945 una división de Infantería del Ejército Rojo ingresó al lugar y se toparon con 7.000 sobrevivientes enfermos y desnutridos, unos pocos guardias nazis, 600 cuerpos sin enterrar y muchas otras imágenes escalofriantes que jamás olvidarían.
Fue el peor de los crímenes del siglo pasado y uno de los peores de la historia de la humanidad. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial y con la invasión de Alemania a Polonia, en septiembre de 1939, los nazis aprovecharon cada parte del territorio polaco para concretar uno de los peores crímenes del siglo pasado. Este campo solo fue un ejemplo, pero no todo, del horror y la barbarie, y los testimonios de los sobrevivientes no solo nos llena de compasión, piedad y tristeza, sino también de una suerte de asco y repulsión por nuestra propia especie.
A pesar de la liberación de Auschwitz, y en este lapso, otros campos siguieron “trabajando” por la insistencia de los alemanes. Con este campo cerrado, se traladaba a los cautivos de un lugar a otro, a campo abierto, bajo un frío polar, en trenes sin techo, descubiertos, con lo que demostraban que no estaban listos para aceptar la derrota. El final llegaría el 8 de mayo de 1945, cuando la rendición de Alemania fue aceptada por las naciones aliadas.
El principal responsable comprometido de las operaciones del campo, Rudolf Höss, fue capturado por los británicos y enviado a Polonia, donde fue juzgado por sus crímenes contra la humanidad. Fue condenado y ahorcado el 16 de abril de 1947 en Auschwitz.
Tampoco su justa ejecución nos responde el porqué.
Ante la tragedia de la Shoah a nadie le es permitido pasar de largo como si no hubiera ocurrido. La tentativa siniestra de destruir de modo organizado a todo un pueblo y a otros sectores minoritarios, se dilata y amplía como una tenebrosa mancha sobre Europa y sobre el resto del mundo entero; y es y será siempre, un delito execrable, aborrecible, que ensombrece y apena perpetuamente la historia de la humanidad.
Que sirva, al menos por hoy, como advertencia: no se debe aprobar ideologías ni tendencias que justifiquen ni ratifiquen la posibilidad de pisotear y humillar la dignidad humana en contra de la diversidad de raza, de color de la piel, de lengua o de religión o por ningún motivo similar.
Tristemente, este día es para alertarnos contra todos los que en nombre de cualquier ideología o religión apelan al abuso, la opresión, la arbitrariedad y al terrorismo para lograr sus fines.