Invitó a una mujer a su casa y terminó desvalijado: “Mientras veíamos Extermineitors II percibí algo raro”
Cuando logró quitarse la cinta de la boca, entre la angustia y la desesperación, Mariano atinó a gritar. Un vecino, que escuchó su súplica, corrió a su encuentro y logró rescatarlo: “Tenía las manos tan atadas que tuvo que cortar la soga con una tenaza”, expresó.
El hombre de 40 años relató la dramática situación que vivió el sábado pasado en el barrio La Delicia, Rosario, cuando recibió en su casa a una mujer que había conocido hace más de un año en un boliche de la ciudad.
Aquella noche, ambos compartieron un trago e intercambiaron sus números de teléfono. “Volvimos a vernos una sola vez, en un café. Después perdimos el contacto”, reveló Mariano, que no se extrañó al recibir un nuevo mensaje de ella.
“La invité a mi casa y llegó cerca de las 14 del sábado. Tomamos unos mates, preparamos algo para comer y luego dormimos la siesta. Nos despertamos y me dijo que tenía ganas de tomar un fernet, así que fuimos a un supermercado a comprar algunas cosas y volvimos”, contó Mariano a TN.
Durante el encuentro, él precisó que la joven, llamada Jessica y apodada “Luli”, se exhibió de buen humor y desenvuelta. “No hubo nada extraño. Quizá vi otra personalidad en relación a la que había conocido, pero todo normal”, dijo.
Sin embargo, cerca de la noche sí comenzó a distinguir otro tipo de comportamiento. “Le dije de poner una película y nos tiramos en el sillón a ver Exterminators II, con Emilio Disi y Guillermo Francella. Fue ahí, mientras veíamos la película, que percibí algo raro”, recordó.
Mariano detalló que “Luli” no soltaba el celular. Estaba inquieta, incómoda, mientras respondía mensajes. Le prestaba poca atención a la película y mantenía su vista en el teléfono. Su concentración hacia lo que transcurría en la pantalla era nula.
Salió a sacar la basura y lo sorprendieron tres delincuentes
Después de la cena, cerca de las 23, Mariano abrió la puerta de su casa para sacar la basura. Pensó en dejarla contra la pared para no abrir la reja que da a la calle. Sin embargo, tras meditarlo apenas algunos segundos, tomó las llaves y dejó la bolsa en el cantero.
Cuando giró para ingresar nuevamente a su casa, dos hombres y una mujer lo sorprendieron a los empujones, obligándolo a ingresar en su propiedad. Rápidamente, tras ser golpeado, lo ataron de pies y manos y le colocaron una venda los ojos: “Vi a uno armado. Otro me dijo que si me sacaba la venda era boleta”.
Hace algunas semanas, a Mariano lo habían echado de un trabajo en el que cobraba su sueldo de manera informal. “Me dieron un dinero que rápidamente lo cambié a dólares para tener un ahorro. Me gané esa plata con mucho sacrificio”, indicó la víctima.
Eran, en total, 800 dólares y más de 100 mil pesos ubicados guardados en un cajón. “Nunca les dije que había perdido un trabajo o que tenía ese dinero. Sin embargo, lo encontraron. Yo no tenía miedo, lo único que quería es que mi perrita no saliera lastimada”, recordó Mariano.
Luego del robo, en el que también se llevaron el fernet, zapatillas y dos máquinas (una de humo y otra de iluminación), la joven que estaba junto a él escapó con los otros tres delincuentes. “Se llevaron mi celular, así que no tengo forma de contactarla. Instagram no uso y en Facebook no la tengo. Solo puedo aportar que tiene un tatuaje en la garganta y otro en el pómulo derecho”, contó Mariano.
Por estas horas, sus vecinos se acercan para proveerle comida y dinero hasta que logre encontrar un trabajo y pueda establecerse nuevamente. “Siempre la luché solo. Mis papás fallecieron y me dediqué a trabajar, siempre con mucho sacrificio. Hoy estoy sobreviviendo gracias a los vecinos”.
Fuente: TN