La figura femenina en el mundo radiofónico del Folclore Tucumano

Es sabido sobre la lucha que las mujeres deben enfrentar ante los ambientes predominados por el sexo opuesto. Esta es la Historia de Mercedes Ruarte, una comunicadora incansable que dio batalla para posicionarse y dejar marcado el camino para las futuras soñadoras  como ella.

Mercedes inicio en el año 1992 con su proyecto de radio llamado “Guitarreando bajo la Morera”, transmitiéndose hasta el año pasado, en el dial de la Metropolitana 100.5 de Julio César Ale. Con vistas de continuidad para el próximo año, ya que este se vio forzada a darse una pausa tras la pandemia que nos tomó de sorpresa.

Nos cuenta, que desde los inicios todo fue cuesta arriba. Con un relato conmovedor desde el tinte de su voz lleno de recuerdos y la dulzura que la envuelven en esos instantes, relató cómo con el apoyo de pocos no desistió en su sueño de dar voz y continuidad a nuestras raíces.

El primer impedimento, estuvo cuando pusieron al aire el proyecto en mano de tres mujeres. Cada una con su estilo e identidad propia; fueron criticadas por su dialecto, su articulación para presentar las mitos, leyendas, tradiciones, vestimentas y todo lo pertinente de cada una de las provincias que recorrieron; como también, por el simple hecho de ser quienes eran en un mundo netamente dominado por hombres.

Decidió mantener su estilo arrastrando la “r”, propio de nuestro habla; considerado un gran error para quienes le rodeaban colaborando en la producción del programa.  Motor de muchos desplantes e intensos momento de frialdad dentro de la profesión, pero hizo que ésto la distinguiera.

Hace 26 años, era único programa del país con estas estructuras que llegó a obtener varias distinciones por la labor periodística y de patrimonio en Chaco, Neuquén, Buenos Aires, y nuestra provincia. Personalmente Ruarte, empezó a resonar en los festivales más importantes a nivel Nacional, para por fin, llegar a ser “La Tucu” entre los organizadores y grandes personalidades del ambiente.

“Recuerdo, luego de pisar el escenario de Cosquín por primera vez, cómo tuve que pagar derecho de piso entre los colegas y organizadores, inclusive entre los mismos tucumanos que participaban del Festival. Luego fuimos reconocidos por el gran Miguel Ángel Gutiérrez ante el mismísimo escenario Atahualpa Yupanqui para todo el país. Fue maravilloso” dijo.

De manera paulatina, fue adquiriendo fortaleza, respeto por los otros y apoyo hasta económico de sponsors que creyeron en sus pasos como constructora cultural. Dio el ejemplo de ser participe en la redacción de la historia sobre el primer ingenio azucarero de San Pablo, impresa en un libro hecho en Neuquén. Como de un contacto directo con colegas de Nicaragua, y varios medios del territorio argentino.

Entre miles de anécdotas que salieron de esta charla que sostuvo con el equipo de Prensa Activa Digital, no dejan de resonar el maltrato y desaires que recibió de los varones con los que trato tanto en otros lugares como en nuestra propia provincia. Tocó también lo relacionado al apoyo de sus hijos (grandes pilares) y quién fue su esposo, la obtención de nuevos amigos que los consideró familia después(cómo Rodrigo Mabroyriñis Mastrolorenzo o Julieta Córdoba entre tantos), y el agradecimiento a las autoridades que a lo largo de estos años han podido darle el espacio para hacer lo que tanto le apasiona.  

Tratándose de un camino de “reconocimientos” y no en materia de egos personales; se alegra y satisface ante el trabajo enriquecedor que generó para el mundo del folclore tucumano y argentino. No descarta la idea de accionar para apoyar las causas contra la violencia de género, pudiendo lentamente retomar sus actividades en el mundo comunicacional.  Y humilde, sabe del legado que ha demarcado para las mujeres en el ambiente desde lo folclórico. Invita a quienes compartimos la misma pasión, a no desistir ante los escenarios tambaleantes, respetando lo compartido por los demás, mantener los códigos del ambiente pero sobre todo ser fiel al impulso que los mueve.