La incapacidad del PJ de superar la ruptura del kirchnerismo condiciona el armado de un proyecto en 2026
En Fuerza Patria advierten que el esquema de poder creado por Néstor Kirchner se convirtió en una corriente interna del espacio político y que perdió la capacidad de conducir a la mayoría. Grietas, ciclos cumplidos y la necesidad de un acuerdo mínimo.
El kirchnerismo se rompió. Lo aceptan sus dirigentes. Tal vez eviten decirlo en público para no herir susceptibilidades. Pero lo asumen con la resignación que imprime la crueldad de la política. Nada es eterno. Nadie es eterno. Cambian las caras, los contextos, las necesidades, la llegada a las masas. El kirchnerismo ya no es la fuerza que supo ser en el comienzo del milenio. Hay un proceso político que terminó.
Lo que hoy existe, según expresan quienes integran el mundo K, es una concentración de la ideología, el sentir y la forma de ejercer el poder que tuvo el kirchnerismo, en la figura de Cristina Kirchner y en la agrupación La Cámpora, que conduce Máximo Kirchner. Sangre pura. Familia. La identidad K.
“¿Qué es el kirchnerismo hoy? Es La Cámpora por sobre todas las cosas. Porque CFK conduce a una parte del peronismo, que excede a los K”, analizó una senadora nacional de larga trayectoria en el peronismo. La organización ultra K ya no es solo la que ostenta la marca del cristinismo, sino también la que se adueñó, sin quererlo, de las estructuras que quedaron en pie de aquella fuerza que gobernó 12 años.


