La inseguridad se cobró la vida de Ana, una mujer noble y luchadora

La noche del sábado, una fatídica noticia rompía la calma de los tucumanos y golpeó muy duro a la sociedad tucumana. Es que pasada las 21 horas, una comerciante de 52 años fue asesinada de un disparo en la cabeza, delante de su hijo durante un asalto en esta capital.

Ana Elvira Dominé, dueña de una distribuidora de bebidas de la zona, circulaba junto a su hijo Lucas por la avenida Alem de la capital tucumana. Al pasar la calle Crisóstomo Alvarez, a sólo cuatro cuadras de su negocio, el joven detuvo la camioneta y bajó a comprar algo a un kiosco. Mientras tanto, su madre lo esperaba en el interior de la Toyota Hilux roja con un bolso con una importante suma de dinero en efectivo, que sería la recaudación de los últimos días de su comercio.
Lo que ocurrió después quedó registrado por una cámara de seguridad: cuando el joven regresó al volante de la camioneta, un delincuente armado se acercó junto a un cómplice a la ventanilla del acompañante, forcejeó con la mujer para robarle el bolso y le disparó a la cabeza delante de su hijo y frente a varios transeúntes.
El hijo de la víctima, que intentó infructuosamente correr a los delincuentes, llevó de inmediato a su madre al Hospital Padilla, donde los médicos intentaron reanimarla sin éxito, ya que la mujer había perdido mucha sangre tras recibir el impacto y falleció casi en el acto.
La jefa de la división Homicidios de la Policía, Juana Estequiño, señaló que a raíz del análisis de las imágenes de la cámara de seguridad, ya habría sido identificado un posible implicado pero que aún no fue detenido.
Ana Dominé y sus hijos ya habían sido golpeados por la tragedia tiempo atrás, cuando su esposo fue atropellado mientras circulaba en su moto por un conductor que luego se dio a la fuga y al que nunca pudieron identificar.
La mujer, después de haber enviudado, reconstruyó su vida junto a sus dos hijos, Nicolás y Lucas, en su local comercial. «Era una hermosa mujer, trabajadora, noble. Resurgió de las cenizas junto a sus hijos cuando perdió a su marido. Los jóvenes estudiantes universitarios tuvieron que dejar la facultad para trabajar», contó Marcela, una amiga de Ana.
Rocío Dominé es la sobrina de Ana. «Era luz, alegría, chispa. Por donde pasaba siempre resaltaba. Muy laburante. Todo lo que consiguieron como familia fue con mucho sacrificio y empezaron desde abajo».
«Esa noche salieron del local con Lucas (su hijo más chico) e iban camino a su casa en Barrio Norte cuando ocurrió esta desgracia. No estaba en mi casa en ese momento, cuando recibimos la noticia… No podíamos creer lo que mi papá (Daniel Dominé, hermano de Ana) nos contaba por teléfono», recuerda entre sollozos Rocío la ahijada de 20 años de Anita, «como todos le decían cariñosamente».
Una mezcla rara de bronca e impotencia embargó a la familia y también a la sociedad que se hizo sentir a través de las redes sociales y cortando el tráfico en la trágica esquina con cacerolas y aplausos.
Hoy la familia reúne sus fuerzas para exigir justicia. «Su fuerza nos mantiene de pie. Ella nos enseñó a ser fuertes. Nunca nos dejaba caer y eso, personalmente me impulsa a hablar y a buscar justicia hasta que estos culpables paguen por el arrebato y la destrucción que le hicieron a mi familia».
Este miércoles, a partir de las 20, familiares y amigos marcharán desde Avenida Alem y Crisóstomo hacia plaza Independencia «#JusticiaporAna». Y el dolor de Lucas, su hijo mayor se expresó así: «Estamos con un dolor en el alma increíble, incomprensible, sin ganas de seguir y nunca lo vamos a entender. Después del tremendo dolor por la pérdida de nuestro padre, seguimos adelante y nos arrebataron la vida de nuestra mamá. La que nos daba el aliento para seguir adelante y luchar por nuestros sueños… Hoy pido a todos nuestros amigos, familia, clientes y colegas que nos acompañen en esta marcha para hacer justicia por mamá. Te pido de corazón que lo hagas y si no podés ir lo compartas, es lo único que nos puede calmar el dolor tan grande que sentimos…».El desgarrador pedido de ayuda, para asistir a la marcha, de uno de los hijos de Anita resuena hondo y sentido en la sociedad tucumana que lamenta la pérdida de una gran mujer que dejó muchos sueños truncos, entre ellos los de ser abuela… Justicia por Ana.