La Plaza Urquiza es escenario de una espontánea celebración del Día de la Música
En una singular convocatoria que comenzó en el Whatsapp de un grupo de amigos, concurrieron numerosos músicos y melómanos en la Plaza Urquiza desde las 18.30 y que aún se extiende con la felicidad y la satisfacción de compartir el amor por la música.
Este no ha sido un año fácil para nadie, pero muy especialmente ha sido difícil para los artistas.
En la comprensible parálisis de los teatros y salas de concierto, los músicos y los creadores tucumanos se sumergieron en un estado de pasividad inusual y agotadora.
El músico necesita contactarse con su público así como necesita contactarse con el instrumento que tiene y que ejecuta. El músico se expresa a través de la música, parece algo obvio, pero la posibilidad de hacer música solo a través de las redes, por zoom, por streaming, por plataformas especiales, solo nos demuestra que sólo se hace buena música en el contacto directo.
Y la música, por supuesto, no es sólo para los músicos, es para el público, el principal destino de la producción artística.
El lema no deja de ser menos interesante y elocuente: «Todos por el Día de la Música«, es decir, todos, unos y otros, músicos y público.
La convocatoria decía: «Si sos cantante o músico de los cuerpos estables, activo o jubilado… sumate! Si sos cantante o músico estudiante… sumate, si sos cantante o músico de coro u orquesta independiente o universitarios… sumate.» y eso no es menos elocuente.
Las obras en el repertorio son:
- AURORA
- VA PENSIERO
- AVE MARÍA, (Schubert)
- LUNA TUCUMANA
- HALLELUJAH, (Händel)
Y con el lema, los músicos tucumanos viralizaron también, estas pautas de comportamiento social:
*MANTENER DISTANCIA SOCIAL
*USAR BARBIJOS
*USAR ALCOHOL EN GEL
*LLEVAR TU BOTELLA DE AGUA
“El arte y el hombre son indisociables. No hay arte sin hombre, pero quizá tampoco hombre sin arte. Pero con éste, el mundo, se hace más inteligible, más accesible y más familiar. Es el medio de un perpetuo intercambio con lo que nos rodea, una especie de respiración del alma, bastante parecida a la física, sin la que no puede pasar nuestro cuerpo. El ser aislado o la civilización que no llegan al arte están amenazados por una secreta asfixia espiritual, por una turbación moral”.
Una bocanada de aire fresco en tiempos arduos y difíciles.