La vacuna Sputnik V y sus alcances
Aunque contamos con un desarrollo mayor a 150 tipos vacunas en etapas de pruebas y ensayos en todo el mundo, pero con la que contamos actualmente es rusa y llegará prontamente al país.
El desarrollo de las posibles vacunas se hacen bajo categorías como vectoriales, inactias, basadas en ácidos nucleicos o proteínas recombinantes; en el caso de la Sputnik tratamos con el primer tipo.
Registrada en 11 de agosto de este año ante el Ministerio de Salud de la Federación Rusa, se convirtió en la primera vacuna basada en vectores adenovirales contra el SARS-COV-2 en llegar al mercado.
Básicamente, su funcionamiento gira en torno a “vectores” que vehiculizan el ingreso de material genético de otro virus en una célula; así, el gen de adenovirus causante de la infección, se sustrae y en su lugar se inserta el gen con el código de la proteína de otro virus –siendo este, seguro para el organismo colaborando con el sistema inmunológico para reaccionar y producir anticuerpos-.

Se trata de un grupo de agentes infecciosos que afectan las membranas, es decir, los tejidos de revestimiento. Algunas de las infecciones más famosas con las gripes, conjuntivitis, pulmonía, diarrea y neumonía. Pero en este caso, se consideran vectores completamente seguros y adecuados para la modificación genética ya que no tiene un gen reproductor.
Los científicos del Centro N. F. Gamalei han estado trabajando con vacunas vectoriales de adenovirus desde la década de los 80 y se han convertido en líderes mundiales en el desarrollo de este tipo de vacuna.
En el proceso de desarrollo de una vacuna, el gen que codifica la proteína S de la espiga del coronavirus se inserta en el vector adenoviral. El elemento insertado es seguro para el organismo, pero hace que el sistema inmunológico reaccione y produzca los anticuerpos que nos protegen de la infección.
Con el objetivo de asegurar una inmunidad duradera, científicos rusos han desarrollado la idea novedosa de usar dos tipos diferentes de vectores adenovirales (rAd26 y rAd5) para la primera y segunda dosis de la vacuna, reforzando así su efecto inmunizador. El uso de adenovirus humanos como vectores es seguro porque estos virus, que causan el resfriado común, no son nuevos y existen desde hace miles de años.

Pasando por todas las etapas de ensayos pre-clínicos de eficacia y seguridad con experimentos en varios tipos de animales de laboratorio, incluidas 2 especies de primates, fue para agosto que se completaron los ensayos clínicos con voluntarios que toleraron exitosamente las pruebas, sin registrar efectos adversos graves o inesperados. La vacuna indujo la formación de una alta respuesta inmune celular y de anticuerpos, haciendo que los participantes no contraigan la infección luego de administrarse la dosis.

Con una participación de 40 mil personas en Rusia y Bielorrusia, es que la alta eficacia de la vacuna se confirmó mediante pruebas de alta precisión para anticuerpos en el suero sanguíneo, incluido un análisis de anticuerpos que neutralizan el coronavirus; como también la capacidad de las células inmunes para activarse en respuesta a la proteína S de las “espinas” del coronavirus, lo que indica la formación de una reacción inmune, tanto de anticuerpos como celular, en respuesta a la vacunación.
Según las estadísticas visualizadas en el portal creado para brindar información sobre los avances de la vacuna, el 90% del conjunto de la población Rusa conoce sobre su desarrollo. Un 43% la considera de buena calidad y el 53% cree que detendrá esta pandemia.
Aún se encuentra en proceso de obtención de una patente, que fue solicitada por el Centro Nacional de Investigación en Epidemiología y Microbiología Gamaleya en mayo.