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Las cosas que quiere, puede y sólo sabe contar Pablo Pacífico

La espera vaya si valió la pena. «Entre tanto barullo» de Pablo Pacífico salió a la luz días atrás y nació en cuarentena. Cuenta con dos videos: «Guayaquil» y «Las cosas que quiero«. Uno tan distinto del otro y pegan igual. «Venía haciendo otro disco, el año pasado cuando el productor Marcos Rodríguez se fue a Estados Unidos con ese disco que no pudimos terminar y no pudo regresar . A su vuelta encontrará otro disco nuevo», abre el diálogo el reconocido cantante tucumano con Prensa Activa Digital.

Mientras él habla y cuenta de su nuevo desafío, uno no puede dejar de disfrutar de «El pelo de Tita Merello/ las cartas de amor de un soldado/ la arena caliente de Ibiza quemando los pies/ tus besos en cámara lenta/ la parte de abajo del mundo/ las cosas que sólo un segundo se pueden hacer/ pedirte perdón por quererte/ quejarme de mi mala suerte/ pensando en las cosas que quiero y no puedo tener…». así comienza Pablo a narrar una serie de situaciones de la vida misma que te harán tararearla casi inmediatamente y hasta mover tu cuerpo donde estés. Todo lo contrario a «Guayaquil«, con imágenes del horror en Ecuador por el covid- 19. «Telefón (en castellano y francés), «Todas las flores«, «No hay nada» y «Cocinando» son algunos de los temas que conforman el segundo disco de Pablo que obviamente tienen su impronta y sello personal.

«Me parece que el disco (Entre tanto barullo) quedó muy lindo, muy prolijo. Se hizo un estudio profundo sobre la comunicación social, sobre las formas, sobre el lenguaje, sobre la duración de cada canción, sobre la temática y la estética del sonido que buscábamos y a mí parecer quedó un disco muy ágil, lindo, disfrutable, que no te invita al zapping… es más te invita a disfrutar de cada tema», contó el cantante.

«El disco logra unos niveles de sonoridad y de instrumentación en cada canción, que va de lo minimal a la plenitud sonora. Se buscó ejecutarlo de manera pensada y dirigida hacia una temática de pandemia, en aislamiento, ya que no se podía grabar todo al mismo tiempo. Se fueron haciendo por partes cada canción. Eso nos ayudó a lograr un disco sólido, compacto. Cada canción tiene una impronta personal de acuerdo a la temática».

Fue un tiempo difícil para los artistas, pero cada uno aprendió a reinventarse y sacar lo mejor de sí. «Esta cuarentena me sirvió en la búsqueda de muchas cosas. Necesitaba como narrador o contador que me siento, la necesidad de contarle a mi gente lo que está pasando en formato de canciones. Es lo que hago desde toda la vida. Me gusta poner en música lo que la gente ve en imágenes o noticias, llevar un mensaje de esperanza y de alegría, contar o narrar alguna crónica, y cantarle al amor y a la esperanza».

Las redes sociales lo coparon todo. «Hoy todo el mecanismo de difusión en su parte más fuerte, se hace a través de redes sociales. Llegamos a mucha más gente a través de las redes sociales que a través de cualquier otro medio. Por ahí nos pueden escuchar hasta 5 mil personas en una página de Facebook o ver o leer y no sabemos si llegamos a un público tan masivo en tres minutos que dura una canción. Las redes nos sirven para mostrar y difundir el arte que hacemos desde hace mucho tiempo. Sirve para que cada uno se exprese de distinta manera», opina el artista que supo y pudo sacarle el jugo a los medios sociales.

En el video «Las cosas que quiero«, el más pegadizo y simpático «participó mucha gente que quiero. La pre producción la hice en familia, con mi mujer, mi hijo, mi sobrino, mi hermana. Con amigos que me ayudaron Jesús Gabriel con el peinado y la producción del video, Teresita Calliera con el make up, Fernando Ríos que nos prestó el centro cultural Citá, y en la producción estuvo mi mujer Silvy Karamaneff, Bruno (hijo), Nico (sobrino) y mi hermana Mariana… Gente que quiero y que pude tener a mano para conectar, proyectar y ejecutar esta obra que fue dirigida y producida por Fran Rivadeo y Víctor Montero de manera espectacular. Disfruté muchísimo del set de grabación y filmación. Quedó muy lindo. Es un mensaje esperanzador. Un amigo dice que es una oda al vaso medio lleno y me gusta verlo así. Una canción a la esperanza y a la buena onda».

Su última presentación fue a mediados de febrero, y Pablo sueña y se imagina como será el reencuentro con sus fieles seguidores. «Mi reencuentro con el público algo muy esperado por mi. No se compara a nada el show en vivo, uno a través de casi 30 años en el medio aprende a valorar mucho a su público… Uno ya tiene un público que le es fiel, ya tiene lugares comunes y más convocantes que otro, pero la búsqueda de las caras que ves siempre es constante en los shows. Es gente que quiero mucho porque son cómplices míos en esta aventura de cantar y contar historias que nos pertenecen».

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