No querríamos apagar velitas por no extinguir la llama
Hoy Prensa Activa Digital cumple sus dos primeros años de vida e, inversamente a lo que podría conjeturarse, no querríamos apagar las velitas.
Pero no se impresione con este anhelo, paso a explicarle las razones alternativas posibles. Hagamos un poco de historia, le aseguro que vale la pena. Como muchas de las tradiciones y costumbres occidentales, la práctica de apagar velitas en las fechas de cumpleaños parece remitirnos a los antiguos griegos. En las ciudades de aquella civilización, y al parecer, también en el antiguo Egipto donde celebraban cada año con un ritual la fecha de asunción de un nuevo faraón, lo del cumpleaños parece haber sido un rito anual obligatorio.
Lo importante es, no obstante, que esta costumbre adquirió mayor vigor en Grecia en donde uno de los dioses más celebrados era Artemisa, la diosa de la caza. Estas liturgias se notaban afectadas por una esperanza de prosperidad vinculada justamente a la caza, el análogo directo de alimento de aquella época. Esa conmemoración llevaba una comida especial el “artidion” o panecillo, realizado con harina, miel y cereales, redondo en honor a la Luna, también vinculada a esa diosa y que configuraban la “tourta genethlia” (torta de cumpleaños de hoy).
Los romanos siguieron con la tradición y es por eso que siempre festejar cumpleaños era un “rito pagano” –aún hoy algunos cultos lo prohíben, como los Testigos de Jehová- y años más tarde, llegamos a la festividad alemana para celebrar cumpleaños que se conoce como “Kinderfest“. En ese caso, la torta era adornada con una sola vela grande, puesta en la torta y encendida. Según se dice, se dejaba la vela prendida lo más posible, porque el fuego, la luz era para proteger a los niños, a los vulnerables, de los malignos y perversos espíritus que nos rodean.
Con el tiempo, la gente dedujo que las velas convenían sofocarse y apagar lo más rápido posible para que la cera no estropee la torta.
Mucho de esta historia tiene que ver con nuestro ánimo a dos años del nacimiento de Prensa Activa Digital.
Esta iniciativa periodística, a mi modo de ver, merece un festejo, merece el dulce reconocimiento del pastel, y merece un lugar, con su llama en el concierto de las llamas encendidas del periodismo argentino.
Quienes hacemos diariamente Prensa Activa Digital querríamos, siempre merecer el homenaje, tras haber nacido en la Pandemia que azotó (y aún azota) a la humanidad, no por su supervivencia, sino por presencia, por constancia, perseverancia y fidelidad a sus objetivos iniciales de informar con veracidad y respondiendo a una vocación de servicio. Con ese sentimiento, como en la antigüedad, querríamos que la vela arda, que ilumine, que sea tea, que irradie, con dignidad y pasión a la sociedad en la que nació.
También, como en el “Kinderfest”, pretenderíamos resguardar con la luz de la verdad a los más vulnerables, a los excluidos, y que todo el que quiera se sienta invitado a expresarse en este medio, simpre abierto a quienes quieran celebrar la luz de la verdad.
Finalmente, querríamos compartir con el lector la alegría que conlleva estos festejos, con la esperanza de contar una vez más con su apoyo, con la expectativa de que el mundo de las finanzas y el comercio, los ámbitos del poder, las instituciones, las fuerzas vivas, la gente común, y todo el que lo desee, encuentre en nosotros la posibilidad de un espacio de expresión y transparentes intenciones. Y que, en los años ulteriores, mientras nuestra familia crezca, se den todos los contextos precisos para que, todos los años, usted siga, como hoy sumándose a nuestro festejo.
Por eso no querríamos apagar velitas, sino mantenernos encendidos, dando luz y dando a luz. Rogamos a Dios por ello y asumimos con regocijo la responsabilidad y el compromiso de un año más de vida. Mientras les damos las gracias a todos nuestros queridos patrocinantes, funcionarios, instituciones y publicistas y, sobre todo, lectores, que sin ustedes esta meta no es posible.