Obispo José Eusebio Colombres: Recordar su nacimiento, un acto de gratitud (6 – 12 – 1778)
José Eusebio Colombres, nació en San Miguel de Tucumán el 6 de diciembre de 1778. Fueron sus padres José Colombres y Thames y María Ignacia Córdoba.

Inició la carrera eclesiástica en Córdoba y se doctoró en Cánones. Vuelto a su provincia fue designado Párroco en Piedra Blanca Catamarca, adquiriendo gran prestigio por su piedad y su espíritu patriota, ya que había abrazado decididamente la causa de la emancipación tras la Revolución de Mayo. Fue representante al Congreso de Tucumán por Catamarca. Al mismo tiempo comenzaba a hacer ensayos con la caña de azúcar, buscando divulgar este cultivo que si bien había existido en Tucumán en los siglos XVII y XVIII , estaba completamente abandonado.
No se ha establecido con precisión la fecha que comenzaron los ensayos de Colombres, ni el lugar de donde trajo las primeras cañas – semillas: según algunos provenían de Orán en Salta; según otros, de una pequeña plantación existente cerca de la Ciudadela, en Tucumán. Otros dicen que del Perú, de Chile o de Bolivia, entre otros.
Lo concreto es que en 1821 ya había instalado una plantación en su finca de El Bajo (hoy parque 9 de Julio): allí cosechó las cañas, les extrajo el jugo con su rústico trapiche de madera. Así había dado inicio a la industria azucarera.

Falleció en su casa de la ciudad de San Miguel de Tucumán (ubicada en la calle 24 de Septiembre 565 hoy, Museo Folclórico) el viernes 11 de febrero de 1851 sin saber que había sido elevado a la dignidad de obispo. Cuando murió, era el último sobreviviente de los congresales de 1816.
Sus restos se conservan en la Catedral de Tucumán. La casa en cuya instalaciones se fundara la industria azucarera en el parque 9 de Julio es monumento histórico nacional por ley del 9 de Octubre de 1913.
Azúcar al cielo*
Obispo Colombres
qué lindo es tu nombre.
La caña que chupo
me contó sonriendo que
hoy es tú cumpleaños.
Te mando un regalo
envuelto en malhojas,
pegadas con miel
y adentro un trapiche
con cañas de azúcar,
esas que a los angelitos
que son golositos
les gusta, les gusta…
Honoria Z. de Nader: Del libro En la Hamaca Tucumana