Prensa Activa está de luto, se fue un colega muy querido, Julio Grandjean
“La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene”
JL Borges

Los comunicadores sociales tucumanos no olvidaremos nunca el paso de este periodista singular y ejemplar, y su memoria hoy es parte de la herencia legítima que nos dejan las personas probas y los profesionales íntegros.
Desde hace tiempo ya, en cuanto nos enteramos de la enfermedad y la dura batalla que Julito (como todos lo llamábamos) libraba contra ella, nos asimos con ardor a la virtud de la esperanza para esperar un milagro que, definitivamente no ocurrió, y sin embargo, al enterarme de esta triste y terrible partida, pensé, a través del Borges común que compartíamos, que lo milagroso es igual de raro que la muerte, tal vez porque ambos son incomprensibles, tal vez porque ambos exhiben el prodigio de lo que es puramente divino, como conversamos en alguna oportunidad.
Simplemente nos dejó un profesional recto y formado, justamente hoy, cuando el periodismo necesita resolver la dicotomía que se ha generado entre información y formación, porque precisamente, portaba con modestia y moderación la calidad de su profesionalismo y la solidez de sus conceptos; “viva moneda que nunca se volverá a repetir” habría dicho su amado Lorca.
Extrañaremos a este hombre bueno, porque solo se extraña a las personas buenas, y son buenos aquellos que, cuando no está ya a su alcance hacer un bien en forma directa, por lo menos, desean el bien y buscan el bien ajeno.
Se fue, es cierto, pero de algún modo, a través de ese rastro, sus compañeros, colegas y amigos registramos la traza de un prodigio de amistad, de compañerismo y de integridad en un instante histórico en el que estar unidos es perentorio.
Compartimos con Julito el placer de la lectura, el deleite por la buena música y el arte, la pasión por el periodismo, la propensión a la filosofía y el pensamiento y admiración a Perón, Gardel y a la vieja, porque era más argentino que el mate. Los que lo conocieron y disfrutaron están al tanto que se las arreglaba intelectualmente para poner en avenencia y acuerdo la música de los cuartetos con el tango, al fútbol con Aristóteles, el choripán y la poesía, el peronismo con el amor a Borges, porque eso es un hombre moderno, un hombre del pueblo, un militante de ideales sociales, capaz de enaltecer, sublimar y ennoblecer.
Adiós Julito, no te olvidaremos, en lo personal, no voy a olvidar ni desconocer nunca esa, tu huella. Y por supuesto, y desde la fe que compartíamos, digamos mejor hasta el reencuentro en otro plano más perfecto.
Fotografía:/Comunicación Pública