Preocupan las cifras de embarazo adolescente en Argentina
Cada 26 de septiembre se celebra el Día Mundial de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia. Y bien vale la fecha como disparador para poner sobre la mesa una problemática social y de salud pública, que afecta la vida de millones de menores en todas las latitudes. Es que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 16 millones de adolescentes de entre 15 y 19 años y un millón de niñas menores de 15 años se convierten en madres cada año.
En la Argentina, tal como anuncian los últimos datos disponibles de la Dirección de Estadísticas e información en Salud (DEIS) del Ministerio de Salud de la Nación, en 2020 nacieron 53.260 hijos de niñas y adolescentes; esto es, en promedio 146 nacimientos por día. De esos, 1.293 corresponden a adolescentes menores de 15 años (a razón de 3,5 por día).
Y si bien la tasa de fecundidad adolescente viene en descenso a nivel nacional, ya que entre quienes tienen entre 15 y 19 años en 2016 fue de 55.9 por mil nacimientos y en 2020 de 30.3 por mil nacimientos, lo que en términos porcentuales arroja que la tasa se redujo un 45.7%, las cifras distan mucho de ser alentadoras.
La tasa de fecundidad entre niñas y adolescentes de 10 a 14 años, en tanto, pasó de 1.4 por mil nacimientos en 2016 a 0.7 por mil nacimientos en 2020, lo que en términos porcentuales da un descenso del 50%.
En otro orden, si se analizan las cifras por edades, siete de cada diez embarazos de adolescentes fueron no intencionales. Y en las niñas y adolescentes menores de 15 años, esta cifra asciende a ocho de cada diez, en buena medida porque muchos de esos embarazos son consecuencia de abuso y violencia sexual, que sufren niñas y adolescentes por parte de otros adolescentes o adultos intra o extra familiares.
Entre otras de las causas de un embarazo precoz pueden mencionarse: la dificultad del acceso a la salud, a los métodos anticonceptivos, la pandemia, la situación socio-económica y culturales, la falta de Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas, y la inestabilidad familiar y el uso de drogas y alcohol. En este punto, cabe destacar que las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte en todo el mundo, y los bebés de madres adolescentes se enfrentan a un riesgo considerablemente superior de morir que los nacidos de mujeres de 20 a 24 años.
“A su vez, las consecuencias físicas, psíquicas y sociales también son múltiples. Las madres adolescentes pueden sentir rechazo al recién nacido; la pérdida de amistades y actividades con sus pares; problemas familiares de adaptación individual o económica; pobreza, depresión; abuso del alcohol, tabaco o drogas psicoactivas”. Según precisó la médica tocoginecóloga Patricia Villabrille (MN 66.042), “a nivel físico, las jóvenes pueden no contar con todos los nutrientes necesarios para el buen desarrollo fetal por lo que al nacer los bebés pueden registrar bajo peso o nacer prematuramente”.
Además, la especialista del Consultorio de Salud Reproductiva del Adolescente de Cam Doctor – Medifé agregó que “las madres pueden correr un mayor riesgo de hipertensión en el embarazo y enfrentar complicaciones posparto. Es frecuente la anemia, una mayor tasa de mortalidad infantil y una desproporción cefalopélvica, es decir, que la cabeza del bebé sea más ancha que la apertura pélvica de la madre”.
Para Villabrille, “el impacto también se observa en el desarrollo educativo de las mamás niñas y adolescentes”. Es que en cifras del Ministerio de Salud de la Nación, el 38% de las mujeres que fueron madres en su adolescencia no completaron el secundario y apenas el 3% accedieron a la educación terciaria.
Planteado esto, “la problemática del embarazo en niñas y adolescentes se convierte en una cuestión de salud pública. Es fundamental la implementación de la ESI así como también garantizar el acceso fácil y equitativo al sistema de salud; y brindar información y acceso a métodos anticonceptivos en pos de prevenir, además, enfermedades de transmisión sexual”, sostuvo la especialista.
La médica Sofía Macchi (MN 181.996) es presidente y fundadora de Preservate, una Asociación Civil dedicada a dar charlas y talleres de ESI formada por jóvenes estudiantes y profesionales, y consideró que “los embarazos no intencionales son prevenibles desde la información”.
“Desde las charlas y talleres que brindamos desde Preservate basados en la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral, se promueven espacios de conversación sobre los métodos anticonceptivos y de barrera, colaborando con la prevención de embarazos no intencionales adolescentes y de infecciones de transmisión sexual -destacó la especialista-. Al tener acceso a información clara y confiable se potencia el derecho a decidir de manera responsable cómo cuidarse y a darle lugar central al consentimiento en los encuentros sexuales. Estos espacios ayudan a cada adolescente a vivir su sexualidad desde el placer, contando con las herramientas necesarias”.
Fuente: Infobae