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Primera etapa cumplida: un sueño se hace realidad

El proyecto “Tecnologías e Innovación para la Inclusión”, a través de expertos y estrategias educativas, desarrolló su primera etapa exitosamente en su objetivo de visibilizar y reconocer los derechos de quienes tienen discapacidades motrices con un programa para mejorar la calidad de vida de ese sector de la sociedad

En el pasado mes de junio, cuando se realizó el lanzamiento oficial del proyecto Tecnologías e Innovación para la Inclusión”, se inició una etapa de cambio en muchas personas de nuestra provincia.

Como ya se sabe, esta iniciativa tiene como responsable legal e institucional a la Universidad Nacional de Tucumán UNT, y cuenta con el apoyo del Superior Gobierno de la Provincia de Tucumán. Como instituciones asociadas participan también el Conicet, la Fundación Prana, la Fundación Inculcando Ciencia y Tecnología, la Fundación Cultura para todos”, y la asistencia técnica en Políticas Públicas de la Cooperativa Generar. Debe destacarse que este programa se realiza con el impulso y apoyo financiero de EuropeAid, un organismo dependiente de la Unión Europea (UE) que tiene la misión de ejecutar instrumentos de ayuda externa en programas de cooperación y desarrollo social internacional. 

          Básicamente, este programa consiste en mejorar la calidad de vida de un sector de las personas con discapacidad en la provincia de Tucumán, concretamente, las personas con discapacidades motrices, a través de las facilidades que ofrece la Biomecánica para la Inclusión, el laboratorio (LaBIOS), adaptado, en la que personas con discapacidad motriz realizan prácticas y reciben formación técnica para generar tecnologías asistivas.

          Luego de un intenso año de trabajo, un esperanzado grupo de personas que participaron en esta etapa, docentes y organizadores, realizaron el cierre de sus actividades 2022, con la satisfacción de haber cumplido con creces con los objetivos de esta fase. Mientras aguardan los resultados conclusivos del curso, luego de la evaluación correspondiente, los alumnos fueron agasajados en un breve acto de cierre con la entrega de la certificación de asistencia y una merienda preparada por los organizadores.

Se encontraban presentes, el vice-decano de la Facultad de Ingeniería, ing. Eduardo Martel (a cargo del proyecto) además del equipo docente y alumnos, integrantes de la Cooperativa Generar y allegados.

Fue una experiencia muy linda. Es verdad que es posible incluir a personas que tienen una discapacidad, tanto para seguir estudiando en una universidad como para ponernos a trabajar”, (José Andrade, participante del curso)

Fue agarrar por primera vez un teclado y sentarse frente a una computadora –y no duele– “, nos dice con simpatía Alberto Pavón. “Fue una experiencia espectacular. Esto es una etapa que se cierra, pero todavía hay varios cursos por hacer y por eso estamos muy agradecidos a todos los que trabajaron nosotros y en especial al decano y al vice por todo lo que han hecho por hacer que nos sintamos incluidos”, dijo.

Para Tomás Agustín Yapura “Fue todo excelente gracias a la predisposición de los docentes, la calidad de la enseñanza y el compañerismo entre todos los que participamos de este curso. Nosotros estamos necesitando de esto porque nos lleva a un mundo mejor, más práctico y más inclusivo”, señaló.

Esto es el cierre de la primera etapa y también de la primera experiencia que tanto nos ha servido no solo para enseñar sino para aprender. Fue algo extremadamente satisfactorio y con grandes resultados porque hubo aprovechamiento de los alumnos, pero también descubrimos cuánto hemos aprendido nosotros. Ya tenemos planificado el próximo semestre porque esto sigue en el tiempo, pero ahora con los docentes enriquecidos y fortalecidos con esta primera experiencia”, señaló el ingeniero Eduardo Martel, vice-decano de la Facultad de Ingeniería de la UNT.

 “Debemos destacar y subrayar que hubo un gran entendimiento en el equipo, que facilitó el desarrollo de esta etapa del proyecto. No se trataba solo de brindarles contenidos de calidad y que les sean de utilidad en lo futuro, sino también una sólida apoyatura para que puedan avanzas con las etapas que vienen. Hay una base de trabajo que servirá para las etapas próximas y retomaremos incluso antes que las carreras tradicionales que se brinda en esta facultad”, expresó.

Para la docente especializada en el tema de la discapacidad Mariela Ferrari quien trabajó en la asistencia pedagógica del equipo, “fue una experiencia maravillosa; fue trabajar con concretamente con oportunidades para la inclusión de una manera extraordinaria, con un equipo docente que fue capaz de ir resolviendo eficazmente todas las situaciones pedagógicas presentadas y se le dio a cada alumno cuanto necesitaba y a su familia. El equipo fue diverso, ya que proviene tanto del CONICET como de la Facultad de Ingeniería, desde ingenieros docentes hasta licenciados en trabajo social, y todo esto a punto para permitir los óptimos resultados que hoy estamos teniendo”, finalizó.

El ingeniero Fabián Pedrozo mencionó acerca de su rol un aspecto interesante: “Mi responsabilidad fue dictar Aplicaciones de Informática para oficina, digamos una materia, a unos amigos, porque hoy ya los considero amigos. Fue algo nuevo, me enseñaron un montón, fue un honor, fue altamente positivo, fue un aprendizaje para mí, descubrir a alguien que tiene esas posibilidades, fue descubrir las mías propias y todo ello trabajando con personas sin conocimientos previos y logramos un excelente nivel. Estoy agradecido a ellos, sobre todo, porque el esfuerzo fue de ellos”, reflexionó.

En ese contexto, es de esperar que este programa permita el establecimiento de acuerdos institucionales y legales que promueva la inclusión de los participantes del programa al mercado de trabajo, como una de las etapas finales de este programa.

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