Rusos se someten a prueba de idioma para evitar su expulsión de Letonia
En un rascacielos estalinista que domina el perfil de la capital de Letonia, decenas de ancianos rusos esperan para hacer un examen básico de idioma letón como prueba de lealtad a un país en el que han vivido durante décadas.
Aferrados a pasaportes rusos, los participantes, en su mayoría mujeres, leen sus notas para repasar en el último minuto, temiendo ser expulsados del país báltico si suspenden.
Hablar ruso en lugar de letón no había sido un problema hasta ahora, pero la guerra de Ucrania cambió el panorama. La campaña electoral del año pasado estuvo dominada por cuestiones de identidad nacional y preocupación por la seguridad.
El país exige ahora un examen de idioma a las 20.000 personas del país con pasaporte ruso, en su mayoría ancianos y mujeres, ya que la lealtad de los ciudadanos rusos es motivo de preocupación, dijo Dimitrijs Trofimovs, secretario de Estado del Ministerio del Interior.
“(Si me deportan), no tendría adónde ir, llevo 40 años viviendo aquí”, dijo Valentina Sevastjanova, de 70 años, antigua profesora de inglés y guía de Riga tras su última clase de letón en una escuela privada del centro de Riga, preparada para cuando se presente a su propio examen.
“Me saqué el pasaporte ruso en 2011 para visitar fácilmente a mis padres enfermos en Bielorrusia. Ahora ya no están”.
Sevastjanova formaba parte de una clase de 11 mujeres, de entre 62 y 74 años, que seguían el curso intensivo de tres meses. Todas solicitaron pasaportes rusos después que la Letonia independiente resurgiera en 1991 de las cenizas de la Unión Soviética.
Esto les permitió jubilarse a los 55 años, recibir una pensión de Rusia y viajar sin visado a Rusia y Bielorrusia.
Pero después de que Rusia invadiera Ucrania el pasado febrero, Letonia apagó los canales de televisión rusos, destruyó un monumento soviético de la Segunda Guerra Mundial y ahora trabaja para eliminar la educación en ruso.
Esto ha hecho que muchos de los letones de etnia rusa, que constituyen aproximadamente una cuarta parte de su población de 1,9 millones de habitantes, sientan que pueden estar perdiendo su lugar en la sociedad, donde hablar únicamente ruso ha sido aceptable durante décadas.