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Tres graves sucesos encienden las alarmas por casos de violencia juvenil

El más grave se produjo dentro de una escuela en Famaillá. En Yerba Buena una fiesta terminó mal. Y bandas de menores se pelearon en el microcentro.

Tres graves episodios ocurridos en apenas 48 horas dan cuenta del avance de un preocupante fenómeno en la sociedad tucumana: la violencia juvenil.

El primero fue también el más preocupante, ya que ocurrió en el ámbito escolar.

Una alumna de la escuela de Comercio de Famaillá fue atacada dentro del aula por otras dos jóvenes, una de ellas proveniente de otro establecimiento, que logró ingresar sin problemas al edificio.

Antes del ataque, la autora le había enviado mensajes amenazantes a su víctima, quien por temor decidió quedarse en su pupitre durante el recreo.

Pero eso no detuvo a la agresora, quien en compañía de otra joven agredió a golpes a la menor, que debió ser hospitalizada por las heridas y la descompensación sufrida como consecuencia del susto.

Según su padre, desde la escuela tardaron más de un día en comunicarse con ellos para interesarse por el estado de la chica y nunca explicaron como es posible que una persona ajena a la escuela ingrese sin problemas.

El segundo episodio se produjo el sábado a la madrugada, en la vereda de un salón de Yerba Buena donde se desarrolló una reunión nocturna.

Durante la fiesta, algunos de los asistentes advirtieron que les habían robado sus celulares y una joven logró identificar a los autores del despojo.

A partir de ahí se produjo una pelea entre varias personas, que según cree la Policía fue provocada por los ladrones para escapar aprovechando la confusión.

Pero aunque lograron subir a su camioneta para huir, fueron perseguidos y detenidos por los uniformados que luego debieron trabajar a destajo para poner fin a los enfrentamientos entre jóvenes.

Por último el sábado por la noche, dos grupos de menores se enfrentaron en una pelea salvaje en la plaza Independencia, frente a la Catedral, que terminó con uno de ellos lesionado a causa de una herida cortante en el tórax.

No se sabe muy bien el motivo del brutal enfrentamiento, que causó por igual temor e indignación entre la gente que había acudido al paseo céntrico buscando algo de esparcimiento, y tuvo que refugiarse como pudo de la violencia juvenil.

Cuando la Policía se hizo presente en el lugar, los revoltosos jóvenes escaparon corriendo, pero un operativo cerrojo permitió cercarlos y detenerlos a pocas cuadras del lugar.

Como se trataba de menores de edad, la orden judicial fue notificar a sus padres o tutores para que fueran a la dependencia policial para retirarlos.

El chico que sufrió la herida lacerante en el pecho, fue trasladado a la guardia de urgencias del hospital Padilla, donde se constató que la lesión no revestía gravedad y se le dio el alta tras las curaciones de rigor.

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