Tucumán tuvo una inflación del 7.5% en marzo
Según los datos oficiales difundidos por la Dirección de Estadística de la Provincia, en Tucumán el Índice de Precios al Consumidor (IPC) trepó casi un punto más que la media nacional (6,7%).
Empujado por una suba de 10 puntos en los alimentos, el IPC de nuestra provincia escaló a cifras impensadas: la inflación cerró en marzo un 7,5% con respecto al mes de febrero y despertó todas las alarmas.
Si el 6,7% que midió el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) para el Gran Buenos Aires y que se toma como referencia federal parecía elevado (de hecho, es la cifra más alta en 20 años), el dato de marzo en Tucumán superó con holgura ese porcentaje, ubicando a nuestra provincia en la cima de distritos más castigados por las variables macroeconómicas externas e internas.
Este indicador, más allá de lo que significa en sí, también presagia lo que se conocerá en los próximos días, que es el nuevo valor de la Canasta Básica Total y Alimentaria, que marcan los limites de la pobreza y la indigencia. Y probablemente se repita la ecuación de febrero, en donde la CBA trepó más que la Total, traccionada por la fuerte suba de los alimentos y bebidas no alcohólicas.
El gran problema de esto es que la suba de los productos de primera necesidad castiga más en los bolsillos de los más vulnerables y eleva el número de hogares a los que cada vez les es más cuesta arriba satisfacer sus necesidades más básicas. De allí que el núcleo duro de pobreza (es decir, aquellos con menos probabilidades de abandonar la condición de pobres) es cada vez más elevado.
Transcurrido los tres primeros meses de 2022, el Índice de Precios al Consumidor acumula un alza del 15,8%, pero con un reajuste de precios de los alimentos que supera el 20% entre enero y marzo pasado. El dato no es menor puesto que los gremios estatales que ya cerraron paritarias percibieron un primer aumento en promedio del 18% en marzo, cifra que será superada con total seguridad con el IPC de abril. Restará ver que medidas decide aplicar el gobierno -además de los acuerdos de precios- para evitar que la inflación haga añicos el poder adquisitivo de los trabajadores.