Un juez le dedicó emotivas palabras a una niña víctima de abuso sexual
En el marco del debate oral donde se juzgó un delito contra la integridad sexual, el juez Gonzalo Javier Ortega, miembro del Colegio de Juezas y Jueces en lo Penal del Centro Judicial Capital, resolvió condenar al imputado a 9 años de prisión por considerarlo autor de abuso sexual con acceso carnal.
En el escrito de la sentencia, el magistrado le dedicó una serie de párrafos a la niña, con el objetivo de ayudarla a comprender el procedimiento y celebrar su valentía al denunciar.
Después de escuchar los alegatos y las pruebas presentadas en la causa –cuyos datos se reservan por haber resultado víctima una persona menor de edad–, el magistrado se refirió a las cuestiones técnicas que debía dirimir (la existencia del hecho y grado de participación del imputado; su calificación legal; la sanción aplicable; imposición de costas y regulación de honorarios, entre otras).
Al deliberar, consideró que la niña se encontraba en una triple situación de vulnerabilidad por su condición de menor de edad, mujer y víctima de un abuso sexual.
Este atravesamiento demanda del Estado la necesidad de que cuente con un triple estándar de protección, brindado por el marco normativo de las Convenciones Internacionales que suscribió nuestro país y que se encuentran constitucionalizadas.
Siguiendo los lineamientos que guían el tratamiento que se le debe dar a este tipo de casos, el juez Ortega decidió dedicarle algunas palabras a la víctima, utilizando un lenguaje claro y accesible. Al dirigirse de forma directa a la pequeña, el juez remarcó su valentía y coraje para haber contado lo que sucedió, a pesar del miedo, demostrando una profunda fortaleza.
También le remarcó que nada de lo ocurrido era su responsabilidad y ponderó la importancia de haberlo podido denunciar, al decirle: “el mensaje que dejaste fue ‘con las niñas o niños no’, porque las niñas como vos deben seguir jugando, coloreando, aprendiendo y nunca tener miedo de vivir su niñez, no importa donde vivan o con quien vivan, cada niño o niña debe tener un presente feliz, y seguir imaginando o soñando un futuro más feliz todavía”.
Por último, le recordó también que la situación que tuvo que atravesar no la define y que nunca va a estar sola cuando tenga que enfrentarse a un problema, porque al contarlo el problema deja de ser solo suyo y se vuelve un tema de todos, generándose así espacios donde pueda pedir ayuda.