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La edad de oro de José Martí: un llamado a la niñez americana que pervive en nuestros días

28 de enero de 1853, hoy, en el 168 ° aniversario de su natalicio.

Por Cristina Pizarro

Miembro de número de la Academia de Literatura infantil.

A 168 años del nacimiento de José Martí, (La Habana,1853), me propongo, por medio de esta breve nota, destacar la vigencia de La Edad de Oro, obra dedicada al público infantil. El ideal martiano se funda en la educación del niño como ciudadano de una América libre, priorizando la dignidad humana. Para el escritor cubano, quien había abrevado en las fuentes españolas y se internó, profundamente, en el estudio de las obras de grandes pensadores europeos, ´la palabra vital es siempre acto’. Como representante del siglo XIX, que valora la ciencia y el progreso, sostiene que el verbo ha sido dado al hombre para instrumento y servicio del espíritu: la palabra debe ser, y es en él, acto moral. Su corta vida transcurrió en la lucha, esa prédica a la que él llamó “trincheras de ideas” y que culminó con la muerte en el campo de batalla, en 1895. No obstante, las penurias de la cárcel, el exilio, el alejamiento de su familia, y problemas de salud, ha consagrado un espacio de su tiempo para escribir una revista muy singular en el contexto de nuestro territorio americano.

La Edad de Oro, cuyo subtítulo es “Publicación mensual de recreo e instrucción dedicada a los niños de América”, fue una revista editada en español, y apareció en Nueva York, de julio a octubre de 1889, bajo el amparo económico de A. Da Costa Gómez, amigo de Martí. Este fue su único redactor. Posteriormente, La Edad de Oro fue editada en forma de libro.

A través de solo cuatro números, con un lenguaje directo, de concreción poética y de impacto emocional, escribe sobre asuntos propios que han ocurrido en el Nuevo Mundo, así como también en tierras lejanas y de otros tiempos. En sus textos irradia la idea moral de la infancia y la relación con los principios de la naturaleza. Su escritura está muy próxima del alma infantil y se abarcan los diversos géneros discursivos para testimoniarlo.

En la revista se incluyen cinco poesías: Dos milagros, La perla de la mora y Los zapaticos de rosa que son originales de Martí, y Cada uno a su oficio y Los dos príncipes, en los que Martí trabaja sobre ideas de Emerson y Helen Hunt Jackson. Citamos, como ejemplo, estos versos donde reina la musicalidad y el ritmo incorporados por el Modernismo en un marco de imagen, sueño y ternura.

        […]Se fue la niña a jugar, / la espuma blanca bajó, / y pasó el tiempo y pasó/   un águila por el mar. […]  

[…]Y dice una mariposa/ que vio desde su rosal/ guardados en un cristal/ los zapatitos de rosa. […]

   Los zapaticos de rosa

Figuran también seis cuentos: Bebé y el señor Don Pomposo, Nené traviesa y la Muñeca negra, son creaciones martianas.  Meñique y El camarón encantado, versiones muy suyas de los cuentos de Laboulaye y Los dos ruiseñores, una versión libre del cuento maravilloso de Andersen. En estas narraciones, no solo traduce, sino que modifica datos y elementos para lograr un efecto más real hacia los destinatarios.

Además, la imponderable publicación, contiene artículos de carácter informativo, de temática muy variada. La historia del hombre contada por sus casas y las ruinas indias: historia de los pueblos precolombinos, son de carácter histórico. Tres héroes y El Padre Las Casas son biografías de hombres que lucharon por el bienestar de América, Músicos, poetas y pintores representa una semblanza de una serie de artistas. La Ilíada de Homero es una explicación simplificada del argumento del poema épico. Cuento de elefantes es un relato de costumbres. Un paseo por la tierra de los annamitas contiene un tono costumbrista. La información de la actualidad está en Historia de la cuchara y el tenedor, alude al mundo del trabajo y en la Exposición de Paris, en el centenario de la Revolución Francesa (1789) e inauguración de la Torre Eiffel, los pabellones de América cobran realce dentro del ideal americanista regido por el Apóstol de América.

Se completa con la introducción, que prologa el primer número y con la última página, que es un pequeño artículo que aparecía cerrando cada entrega, en el que se anticipan algunos títulos del próximo número y se hacen comentarios generales, mechados de ideas y enseñanzas amables.

Permanecen las huellas del juego que irrumpe para comprender la realidad del entorno. La enseñanza penetra jugando en el mundo de los niños. Se despliegan hazañas en una geografía tropical que pone de relieve la importancia de la igualdad de razas, el derecho a la libertad, enalteciendo la verdad, la toma de conciencia. Martí intenta construir esa trinchera de ideas, que subsistirá en el hombre americano una vez que se haya desvanecido el humo de los juegos de la infancia. La voz martiana continúa resonando en nuestro siglo XXI.

Para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo. Y queremos que nos quieran, y nos vean como cosa de su corazón”. José Martí.

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