Del quirófano al escenario
Prensa Activa Digital te trae esta historia llena de magia y construcciones al presentarles a Owhen Chezz, una damisela con mucho para contar.
“Owhen se devora a Andrés y conquista el mundo” nos dice Andrés Rojas Guzmán (32), quien no solo disfruta de este arte escénico maravilloso, sino también ejerce en el ámbito de salud como instrumentista quirúrgico y enfermero.
Con el inicio de su primera carrera, en el año 2006, se dio su deslumbramiento por el “drag-queenismo” si así podríamos llamarlo en el corriente. Siendo una experiencia con sensaciones mezcladas de admiración, sorpresa y de miedo a la vez por lo desconocido, pero que inmediatamente le puso en campaña para nutrirse de esto; Andrés comenzaba un camino de aprendizajes y transformaciones sin retorno.
“Me llamaron la atención sus movimientos, la destreza, la fuerza y belleza de su presencia, la majestuosidad del vestuario, los detalles, el modo en que el público la miraban, todo”, nos dice emocionado por el recuerdo.
Como ha de saberse, aunque hoy con más desestructuras, hacer este arte tiene sus contradicciones ante la mirada social. Si nos remontamos en la historia, fue apreciado en el teatro de variedades del siglo XIX, como personaje dramático-cómico que sobresaltaba las cualidades del género femenino para incluso hacer exposiciones de las tradicionales de los géneros binarios y sus roles dentro de la sociedad y la cultura. Más tarde, se adaptaría este personaje a diversos ambientes, sufriendo ciertas modificaciones para reivindicar las ideas iniciales y las propias de quienes se “montan” en esta personalidad. Es el mismo entrevistado quien nos cuenta un poquito del origen del drag queen gracias a la prohibición que tenían las mujeres para presentarse en las tablas, lo que obligaba a los varones a recrearlas con movimientos toscos o bruscos, propios del género con respecto a la delicadeza que el imaginario de “dama” exigía en ese momento.
También, nos disipa las dudas respecto a la terminología de este arte. Nos explica que se habla de “montarse” o dar pie al “montaje” en el momento preciso en el que se inician los preparativos para dar lugar al “drag queen”, haciendo alusión al tiempo que involucra el maquillaje, vestuario y preparativos en escenario. Así mismo, resalta como este arte implica cierta inversión económicamente hablando, con la compra de exuberantes pelucas, llamativo vestuario, el calzado único y hasta las asistencias de ensayos para los espectáculos que deciden brindar.
Andrés reconoce que ha demorado en decidirse por Owhen Chezz, tras los contratiempos de sus estudios y las dudas mismas que se recrean por la práctica. Sin embargo, diez años después de su primer deslumbramiento, crea a Owhen con detalles que le hacen única, teniendo referentes como pilares, pero la originalidad de darse a relucir a cada paso.
En conversación con nosotros, nos cuenta de dónde elige el nombre. Es indispensable encontrar algo que resulte llamativo, corto y fácil de recordar. Anecdóticamente, en un viaje de colectivo, Andrés lee un cartel que decía “OWEN” y para darle un toque personalizado, agrega una h intermedia, resultando existir dicho nombre masculino. El apellido de este personaje es “Chezz” aludiendo a las jugadas maestras del ajedrez que requieren precisión en los movimientos.
“Lo que más amo de estar sobre esos tacones es lo que el público me devuelve: la mirada de asombro, la sorpresa, el deseo de saber cómo soy o porqué estoy vestida o maquillada así. Es entrar en otra dimensión donde dejo de ser Andrés para ser Owhen y es inexplicable” nos afirma.
Si bien no tiene una dedicación full time al “drag-queenismo”, Owhen Chezz ha desfilado en eventos provinciales y nacionales, condujo encuentros del sindicato de sanidad y hace presentaciones puntuales donde deslumbra con la delicadeza y extravagancia de su presencia. Vale mencionar que cuenta con el respaldo de un gran equipo que se suma a sus show con bailarines y producción escénica que hacen memorable el momento.