«Digan de mi lo que quieran y yo le digo a cualquiera lo que se me canta»
Después de dejar el fútbol, Viale se metió con todo en el periodismo de actualidad. Condujo “La mañana” y “La tarde” por ATC. Siempre mantuvo su estilo llano y frontal, del que llama las cosas por su nombre, lo que le valió amigos y enemigos, admiradores y detractores. A él jamás le importaron las críticas. Su slogan era “Digan de mi lo que quieran y yo le digo a cualquiera lo que se me canta”.
El año ’96 fue un período que marcó una época televisiva. Guillermo Coppola había sido detenido en una causa por drogas por la que fue sobreseído y que finalizó con el juez, su secretario y los investigadores condenados. Entonces, Mauro comenzó a traer a su programa a distintas personas vinculadas al caso del “jarrón” y llegó a marcar 30 puntos de rating al mediodía.
Fuera de pantalla, Mauro era famoso por el rigor con el que trataba a sus equipos de producción, pero él tenía su propia explicación. “Nunca he sancionado a nadie, pero para manejar a un grupo numeroso tenés que tener carácter. Con un mal vocabulario porque soy un mal hablado, pero además con pautas claras. Yo le digo como cualquier jefe de redacción: ‘Sos un bestia, sos un hijo de puta, sos un pelotudo’. Es una relación que en el periodismo es clara: el que manda a veces es un desbocado, un impulsivo”, decía.
Aunque en la televisión tenía fama de persona dura, Mauro era un hombre de familia. Casado con Leonor,había cumplido 48 años de matrimonio. Con ella tuvo a Ivana, quien decidió ser psicóloga como su madre, y a Jonathan, periodista como él. Como padre era muy protector de sus hijos y estaba muy orgulloso de ellos. “Son dos pibes bárbaros, solidarios, buenos amigos, muy queridos por todos”, decía.
Amigo de sus amigos, todos ellos recordaban que Viale había sido un muy buen jugador de fútbol y que se destacaba en el medio campo. Entre sus más cercanos se contaba el ex presidente Carlos Menem. “Lo adoro y él a mí, hablamos hasta tres veces por semana. Mantenemos la amistad desde la época en que era gobernador”, contaba.
Los primeros días de febrero, Mauro había sido entrevistado por su hijo Jony en el programa Pan y circo. En un momento, hablando de las muertes de Maradona, Menem y Leopoldo Jacinto Luque, aseguró que estas pérdidas lo ponían “en un lugar tremendo”. “Me hacen pensar en cuánto dura un instante. Un soplo y se terminó la vida”, dijo entonces. Parecía sólo una frase, aunque hoy daría la sensación de que fue una premonición.