Durante la pandemia fue escaso el acceso para saber cómo se gasta el dinero público
A más de un año del decreto de emergencia del Poder Ejecutivo, el 92% de las contrataciones fue de manera directa y la información es confusa en los grandes distritos y nula en algunas provincias.
Pandemia. El 92% de las contrataciones se hizo de manera directa Foto Archivo.
“La primera víctima cuando llega la guerra es la verdad”. Esta sentencia, atribuida al senador estadounidense Hiram Johnson en 1917, fue pronunciada hace más de cien años durante la Primera Guerra Mundial. Y, a los políticos argentinos, les gusta realizar analogías con situaciones extremas para comparar la crisis sanitaria, social y económica, producida por la pandemia de Covid-19.
Muchos analistas utilizan expresiones bélicas sumándose al coro de funcionarios que fuerzan un símil que no es tal, teniendo en cuenta que el virus no posee ni voluntad ni movimiento alguno, como sí lo tienen los seres vivos, desde las bacterias hasta los que pertenecemos al género animal.
Será por este estado “bélico” y de excepción que el Estado nacional y los provinciales entregan información a cuenta gotas acerca de la manera en que gastan presupuestos millonarios del área de salud para combatir la peste. Un hecho que continuará este año porque el martes 30 de marzo el Gobierno modificó el Presupuesto Nacional y elevó el gasto en 32.898 millones de pesos, que en gran parte se destinarán a atender la crisis sanitaria.
Durante 2020 se impusieron las compras sin licitación
El 92% de las compras se realizaron de manera directa sin licitaciones ni compulsas de precios que favorezcan a los estados demandantes. Este porcentaje se alcanzó luego que se firmara el decreto de necesidad y urgencia 260, del 12 de marzo de 2020, de la administración de Alberto Fernández.
En principio no es un número caprichoso. Se llega a ese porcentaje luego de relevar el sistema de adquisiciones de 14 jurisdicciones en donde aparecen casos muy llamativos, que deberán ser auditados por los organismos de control, en el futuro próximo.
El relevamiento lo realizó la Red contra el Silencio Oficial (Ruido) que en su página web, elruido.org, detalla los datos hallados y denuncia las dificultades de los comunicadores sociales que la integran para acceder a la información que, en un estado de derecho, debería ser pública para todos los ciudadanos de la Nación.
Esta red recibe el aporte de otras ONG que hace años batallan por la transparencia de las decisiones de gobierno como Poder Ciudadano o la Fundación de Políticas Sustentables y fue creada para visibilizar temas de interés público relacionados con el gasto de los estados y la transparencia administrativa en la era de la web semántica o 3.0.
El decreto que posibilitó las compras directas, estableció la emergencia pública en materia sanitaria por el virus Covid-19 y, a partir de esa instancia, palabras como transparencia, gobierno abierto, información pública, comenzaron a ser puestas en entredicho por la realidad.
A modo de conclusión, el trabajo, ampliamente documentado, dejo algunos datos llamativos:
- El 92% de las compras en el marco de la emergencia sanitaria se realizaron de manera directa.
- La provincia de Buenos Aires compró ambulancias a precios muy superiores a los del resto de los distritos.
- Chaco pagó el barbijo N95 más caro del país.
- Córdoba y Buenos Aires concentraron la mayor facturación en un solo proveedor.
- Santa Cruz adquirió el litro de alcohol etílico con el costo más elevado.
- Las provincias más opacas: Formosa, Santiago del Estero y Tucumán no hacen público ningún detalle de compras.
- Las dificultades crecientes para acceder a la información en cada distrito.
En el caso bonaerense, mientras que provincias como Córdoba, Catamarca o Entre Ríos consiguieron ambulancias de alta complejidad por valores cercanos a los 4 millones de pesos (las variaciones según el equipamiento son de no de más de 500 mil pesos), la provincia de Buenos Aires pagó $13.610.671 por cada una.
La compra directa aparece publicada en el portal de compras de Buenos Aires y en la edición del Boletín Oficial de esa provincia del 20 de noviembre.
Ruido analizó los pliegos en donde figura el detalle del equipamiento de esas ambulancias, y los comparó con los de provincias como Córdoba, que pagaron menos de la tercera parte de aquel valor.
En Chaco están los barbijos que se guardan en cajas fuertes. El N95 más oneroso fue comprado en esa provincia, a 1.950 pesos cada uno. La compra de mil de estos elementos aparece el 9 de septiembre de 2020, a la firma Alberto Mazzoni S.A, en el portal de compras oficial. El monto total de la operación fue de 1.950.000 pesos.
Una búsqueda en una página de compras como Mercado Libre permite observar que, un año después, el más caro de esos elementos -precio al público- no sobrepasa los 1.400 pesos.
En Santa Cruz el alcohol etílico (96% de pureza) es casi un bien suntuario. El Ministerio de Salud de Santa Cruz pagó 398 pesos por litro, el más caro del relevamiento (Expediente N° 977.726, donde figura la compra de 800 bidones de 5 litros por 1.990 pesos cada uno y fue realizada a partir de la resolución ministerial 925/20).
Este caso llama la atención ya que lo mínimo que esta provincia pagó por el litro de ese alcohol fueron 340 pesos, en una compra realizada en el mismo expediente, y se trató de alcohol al 70%. Por este mismo alcohol, Entre Ríos llegó a obtenerlo a 30 pesos el litro.
Pedir información es posible pero es difícil que respondan
Los periodistas de investigación saben lo difícil que es conseguir datos precisos en una administración pública donde el home office se ha impuesto y prácticamente los expedientes de cualquier tipo se acumulan con la excusa de la pandemia de coronavirus.
Hay provincias donde nada se sabe y todo es misterio. Formosa, Tucumán y Santiago del Estero no responden ninguna requisitoria y en las dos primeras no existe siquiera una ley de acceso a la información.
Las provincias más transparentes, donde es más sencillo acceder a la información y está más completa, son: Córdoba, Mendoza, Entre Ríos y Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Estado Nacional.
Pero el relevamiento de los analistas concluye: “De todas maneras, aun en los casos con mejores registros, acceder a saber cuánto se pagó por un barbijo o por una ambulancia es una tarea engorrosa, confusa, que requiere tiempo y determinadas habilidades que sólo consiguen quienes están muy familiarizados con estas búsquedas»
Escrito por Antonio D’eramo Buenos Aires, NA