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El hundimiento del ARA General Belgrano: 323 muertos, 58 minutos para escapar y lealtad hasta el final

El ataque británico al buque fue ordenado hace 43 años por Margaret Thatcher. Provocó casi la mitad de las bajas sufridas por la Argentina en medio de la Guerra de Malvinas.

Habían pasado apenas las cuatro de la tarde. La madrugada había sido confusa: lo que el día anterior parecía una orden clara para ser protagonista de un ataque al enemigo se había convertido, entre la una y las seis de la mañana, en la advertencia sobre un posible cambio de rumbo al principio y la seguridad sobre ese cambio en las primeras horas de ese 2 de mayo.

A la tarde de ese día, el buque ARA General Belgrano ya había reorientado su dirección para volver a una posición más de espera que de avance sobre las fuerzas británicas. Pero dos minutos después de las cuatro de la tarde el destino de esa embarcación con casi 1.100 hombres a bordo cambió. Para siempre y trágicamente.

El primer torpedo submarino impactó casi en el centro de ese buque que había navegado por primera vez en 1938, cuando pertenecía a la Armada de los Estados Unidos, y que ahora formaba parte de las fuerzas argentinas en plena Guerra de Malvinas. Fue el más letal de los dos disparos británicos que impactaron en el buque y que lograrían hundir a ese gigante naval de 180 metros de eslora en apenas 58 minutos. En ese ataque morirían casi la mitad de los hombres argentinos que cayeron durante el enfrentamiento bélico de 1982.

Un buque con tres nombres

Antes de llamarse ARA General Belgrano tuvo otros dos nombres. En Estados Unidos fue el USS Phoenix. En su primer viaje, hace casi noventa años, Buenos Aires fue una de sus paradas, aunque todavía la Argentina no formara parte de su historia. Como parte de las fuerzas norteamericanas, sobrevivió al bombardeo japonés a la base de Pearl Harbour durante la Segunda Guerra Mundial.

El ARA General Belgrano fue

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