Literatura

Fraternidad cósmica en los orígenes de la literatura infantil del NOA

Desde aquella mañana luminosa de la historia en la que un  remoto antepasado articuló sus primeras manifestaciones semánticas en pos del lenguaje, la palabra le ha servido al hombre para construir la realidad, edificar el mundo o estructurar su imagen para abonarlo con sueños, con historias, con anhelos. Ya en el Génesis se revela que el mundo comienza a ser a partir de la Palabra: Hágase la luz y la luz se hizo. No en vano, la trascendencia de la palabra aparecen distintas cosmogonías. En el Popol Vuh la Palabra es sustancia y materia. “Solamente por su palabra se hizo la Creación / al momento apareció la Tierra / Tierra –dijeron–. De una vez se creó”

En la cosmovisión judeo-cristiana y en la cosmogonía indígena, la Palabra tiene la misma relevancia: por su poder se crea el mundo. Entre los indios guaraníes, la materialización de los fundamentos del lenguaje surge antes que el agua, el sol y la tierra. Para los egipcios los dioses salieron de la boca de Ra (el Sol) quien los creó al proferir sus nombres. Para el pensamiento griego “logos” no era sólo el vocablo, la frase, el discurso, sino también la razón, la idea, el sentido profundo. En suma, el propio pensamiento divino.

La antropología y la historia de las religiones entre otras disciplinas nos permite afirmar que si bien, la concepción trascendente de la Palabra transita por todas las culturas, sólo permanece con fuerza, en la conciencia de los pueblos que intentan preservar sus raíces. En las comunidades que asumen que la identidad, late en las raíces históricas de cada pueblo, por conformar el punto de partida de la auténtica evolución

Caminos de evolución: sustratos míticos

Corresponde en consecuencia preguntarnos ¿Qué alientos de humanidad se respira en nuestra literatura de raíz indígena?

 De modo contundente, le muestran al hombre caminos de evolución en base al respeto por el planeta que habitamos. Caminos que inscriben mensajes simbólicos comprometidos vehementemente con el destino de la especie humana. Los que apelan a la cordura humanizando al hombre. Los que encontramos en  Pachamama y Coquena.

Pachamama (Madre Tierra) no es una divinidad creadora, sino protectora y proveedora. Cobija a los seres humanos. Posibilita la vida. Favorece la fecundidad. La fertilidad. Así mismo castiga severamente las acciones cometidas en contra de la tierra por todo lo que ella nos provee. En cuanto a Coquena, sanciona a los que cazan por diversión y no por necesidad de alimentos.

Otro elocuente mensaje es el que encontramos en lo grabado por la cultura Moché en el Templo de la Luna, querepresenta un mito prehispánico relativo a la destrucción de la humanidad por los mismos objetos fabricados por el hombre en la que los artefactos se rebelan contra la humanidad que los creó y la aniquila. La pintura mural muestra cómo los escudos y las armas se animan, cobran vida, les rodean brazos y piernas y con armas en mano persiguen, luchan y apresan a los hombres

 Tanto en la mencionada pintura, como en Coquena y en Pachamama, al margen de las actuales connotaciones que asumen, se yerguen relatos que si bien seducen a la infancia, apelan fundamentalmente a la construcción de la paz. Cuando paz significa mucho más que ausencia de guerra y conquista del orden social. Cuando la paz trabaja para que los ojos, los oídos y el corazón de los niños, no se encapsulen en la insensibilidad. Cuando se internaliza que la paz surge de una visión del mundo construida en infancias nutridas con fuertes dosis de literatura oral y escrita, que denuncian el horror de la guerra. Cuando la paz se construye  a partir del respeto por la tierra que nos cobija.Por cierto no se desvanece lo que se siembra en la infancia..

El espíritu del hombre se hace con tejidos de imágenes

En la pluralidad de los relatos orales mencionados se asientan otros pilares: los  de nuestra Literatura Infantil escrita,. Ellos   abonan como una aspiración fundante.la semilla  del respeto  por el planeta que habitamos.  Recordamos  a Robotobor de Marco Denevi. A Aarón Cupit, tanto en El país de los ojos transparentes, como en La Isla del Cielo y en los Cuentos del año 2001 narraciones  en las que los avances científicos, no desmerecen la valoración de la naturaleza No menos elocuente es Carlos Joaquín Durán en su Viaje al Planeta Misterioso, relato en el que la presencia de un personaje malvado y egoísta que quiere utilizar la ciencia para dominar el mundo, le permite al autor hacer un planteo ecológico sobre una trama de valores esenciales..

Sin lugar a dudas la Literatura Infantil argentina tiene muy en cuenta que existen en el mundo armas  nucleares emplazadas para eliminar todo rastro de vida en la Tierra. “De una vida (como poéticamente señalara García Márquez en el discurso pronunciado en el Grupo de los Seis en México en 1986) en la que debieron transcurrir 380 millones de años para fabricar una rosa sin otro compromiso que la de ser hermosa: y cuatro eras geológicas para que los seres humanos fueran capaces de cantar mejor que los pájaros y de morirse de amor. No es nada honroso para el talento humano, en la edad de oro de la ciencia haber concebido el modo de que un proceso multimilenario tan complejo y colosal que puede regresar a la nada de donde vino por el hecho simple de oprimir un botón.”

 En consecuencia,  para que este hecho fatídico no ocurra corresponde a todos, pero especialmente a los tejedores de sueños asumir como empresa planetaria esa parte del porvenir el  hacernos responsables de su configuración y ser los artífices de esa fracción de las sonrisas del futuro.  La Literatura Infantil bordada con hilos de  fraternidad cósmica es para el niño, lo que significó la paloma con la rama de olivo para Noé, al final del diluvio.

La Tierra como Madre

Si confrontamos los  citado escritos con el mensaje mochica grabado hace más de tres mil años en  Templo de la Luna, con cuentos como Los omicritas y el hombre pez de Jacob Bajarlía, Las Abejas de Bronce de Marco Denevi, Radioactividad o el poema Narciso Laser de los tucumanos Hugo Foguet y Arturo Álvarez Sosa, tenemos que a pesar de la distancia temporal entre el relato mítico y los mundos de ficción actuales, ambos  se vinculan por una apelación a la cordura. En las obras mencionadas es axial la advertencia contra la ciega vanidad del hombre. Contra su soberbi.a. Tales relatos nos enseñan a asumir que somos un punto dentro del cosmos y apelan a la toma de conciencia de la verdadera dimensión del hombre dentro del universo.

 Ahora bien, si nos circunscribimos al universo mítico de nuestro norte, tanto Pachamama como Coquena y Huyrapuca,, no sólo espejan el enorme respeto que nuestros antepasados tenían por la naturaleza, por el equilibrio ecológico sino también por la facultad de vuelo, sueño ancestral del hombre. En este mundo de nuestro pasado indígena se hunden las raíces de la Literatura Infantil del NOA. En estas sociedades ya se atendía  la fraternidad cósmica ¿Se  puede no brindar al niño de hoy tales mensajes?

 No es casual la fascinación que ejerce la tierra sobre los escritores tucumanos. Se trata no sólo de una respuesta a la realidad geográfica, sino también de una respuesta a la internalización de una semántica mítica enraizada en nuestro pasado: La Tierra como Madre.

En los tiempos remotos de las comunidades arcaicas, como en épocas menos lejanas Pachamama se erige como punto de partida de la Literatura Infantil del NOA – tesis que abordo en el primer capítulo de Evolución de la Literatura Infantil en Tucumán. Desde la América Indígena hasta 1940).

Válido es en consecuencia  subrayar que  la prefiguración de nuestra literatura del NOA se desencadena a través de una fuerte relación entre el hombre y su tierra. El numen tutelar de Pachamama anticipa y establece núcleos temáticos que luego desarrollarán nuestros escritores. Tal conciencia de amor y respeto por la tierra que los cobija es tan hondo, en los hombres de nuestros valles, que antes de iniciar la caza, una caza para comer y abrigarse, le piden permiso a la Madre Tierra.

Al respecto recordamos  que  el Acta Constitucional de la UNESCO señala que: “Es en la mente de los hombres donde deben edificarse los baluarte de la paz, a través de la educación, la ciencia y la cultura”. Sólo de esta manera el hombre es dueño de su destino; “porque el futuro constituye el principal invento de la condición humana que no debe limitarse a soportar el devenir sino a configurarlo con sabiduría”. No se puede enunciar la vida a través de estados sino a través de marchas, de procesos, de simientes.

Al hilo de estas reflexiones recuerdo una interrogación formulada casi a diario, que exige ser revertida. Antes de preguntarnos: Qué mundo le vamos a dejar a nuestros hijos, debemos preocuparnos, en relación a la literatura ¿Qué herencia les vamos a dejar?

Nuestra respuesta es la de la Palabra serena y trascendente, invulnerable al tiempo que habita en nuestras raíces.  Vaya como marginal testimonio mi experiencia durante más de dos décadas en el territorio tucumano: al entregar relatos del universo mítico regional a niños de distintos sectores socioculturales, las historias que más adeptos conquistaban, las que mayores resonancias afectivas espejaban, eran las de Pachamama y Coquena.

 Pachamama desde su rol de madre fecunda con mágicos atributos desplazaba holgadamente a las hadas de otras latitudes. En cuanto a Coquena, vagabundo, conductor de rebaños, generoso con los necesitados e implacable con los destructores lograban conquistar a la infancia.. Tiempo es entonces –si realmente creemos en el poder fermental de las Palabras dirigida a la infancia– que a la hora del había una vez, lleguen historias como las de Pachamama o Coquena.

En buena parte, el mundo que dejemos a nuestros hijos dependerá de los libros – orales o escritos que sepamos brindarles. Creo, que el porvenir del mundo en paz se alcanzará cuando en todas las casas de todos los pueblos del mundo, haya una literatura atenta a mensajes de,  de respeto por el planeta que habitamos. Nuestro NOA sabe mucho de eso. Su Literatura Infantil, también. Hermoso y comprometedor legado.

Un comentario en «Fraternidad cósmica en los orígenes de la literatura infantil del NOA»

  • Marcelo Emilio BIANCHI BUSTOS

    Gracias Baby por enseñarnos tanto!!! Leerte es un placer

    Respuesta

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