Mucho por resistir: les robaron siete veces en menos de un año y la cuarentena los obligó a cerrar
Fue estrenado por mecheras a menos de un mes de haber abierto sus puertas, y la cuarentena lo terminó ahogando. “Caschy”, un emprendimiento de una familia que trajo la marca de Salta a Tucumán sufrió, a un año de haber inaugurado el local, más de seis robos, o quizás siete. Ya perdió la cuenta, según relató uno de los propietarios, Rodrigo Moreno. Lo último que se llevaron fue un celular nuevo de uno de los vendedores a tres días de su cumpleaños. “Un chico lo distrajo haciéndole creer que llevaría muchas cosas, preparó el pedido, sacó el celular y se fue. Nos cansamos de ser víctimas”, contó Moreno.
“Las mecheras siguen robando y yo hoy estoy cerrando el negocio”
El modus operandi se repitió en todos los casos: mecheras y pungas que ingresan generalmente en grupos, algunos distraen al vendedor, otros agarran los productos y los esconden bajo la ropa o en una bolsa. El primer robo tuvo mucha repercusión en los medios de comunicación locales en plena temporada invernal, con el turismo dando vueltas: “darnos con eso no fue grato”, a días de haber abierto el local y ya con una pérdida de alrededor $ 6.000 en artículos. Colocaron carteles en las vidrieras mostrando las caras de los delincuentes, luego dejaron de hacerlo porque era “publicidad negativa”: reconocían al emprendimiento más por la aparición en programas de TV a raíz de los robos que por la marca y sus productos.
El segundo ocurrió al mes siguiente. “En un momento dije no hago más denuncias, me hago mala sangre después de ir a tribunales, ratificar la denuncia… Luego llegó una contradenuncia de una acusada que se sintió agraviada. Quizás me coma un juicio más adelante. Hice mal en dejar de hacer las denuncias, pero no tiene sentido. Acá, en Tucumán, no tiene sentido (hacer las denuncias) aportando pruebas, filmaciones, mostrando todo. Ojalá esta persona se haya arrepentido, sino me como un juicio. Al día de hoy nunca me llamaron para decirme “esta es la persona que te sustrajo”. Ni se acuerdan”, se quejó.
“Esta cuadra es caldo de cultivo de mecheras, pungas y descuidistas”
Las dos cuadras que comprenden desde la Casa Histórica hasta la Catedral son una “zona liberada”, había descrito Moreno tras el primer episodio. Sobre si había policías en ese trayecto respondió que aparecían cada vez que radicaba la denuncia o que era entrevistado por periodistas. Detalló que, a raíz del segundo, los uniformados custodiaron desde la puerta del local “diciendo de alguna forma ‘mírame acá estoy’” y después se daban la vuelta y desaparecían.
“En Tucumán no volvería a emprender. No tienes ningún incentivo del Estado”
“Veníamos remándola, pero la pandemia nos terminó matando”, lamentó Moreno. Los costos como el alquiler del local, el pago de los sueldos y los impuestos no se detuvieron con la cuarentena. Hallaron, a través de sus cuentas en redes sociales como Instagram, la forma de remontar el negocio o, mejor dicho, esa era su única esperanza: “nosotros mismos hacíamos los envíos llevando los pedidos porque el cliente no tiene que saber todas las peripecias para cubrir las cosas. Pero no servía ni para pagar la luz”. Incluso, contó, dejaron de atender al público una semana antes de que se declarara el aislamiento social, preventivo y obligatorio porque no había movimiento en las calles, tampoco ventas.
“Caschy” depende en un 80% de los turistas nacionales e internacionales, según contó el propietario. Moreno describió que la situación se volvió insostenible: “Mas insostenible es no tener fecha estimada. Si me dicen ‘en octubre habrá turistas’ puede ser otro panorama. Es una estructura mínima (por el negocio familiar), pero tiene sus costos”.