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Un «Día del maestro» que extrañará los besos y abrazos

Hoy, en un nuevo aniversario del fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento se homenajea a los docentes. Un rol de compromiso y solidaridad, el que además se enmarca un año muy particular por esta pandemia. Las voces de los protagonistas.

Cada 11 de septiembre se celebra el Día del Maestro, en nuestro país, en homenaje a Domingo Faustino Sarmiento, quien falleció en esa fecha en 1888 en Asunción del Paraguay, tras haber viajado al país vecino por indicación médica. Su nacimiento ocurrió el 15 de febrero de 1811 en la ciudad de San Juan.
La labor del maestro no es tan fácil como muchos creen pues esta profesión conlleva una responsabilidad la cual debe ser asumida con profesionalismo, requiere sensibilidad, comprensión, tolerancia, paciencia, para poder atender las necesidades de aprendizaje de los alumnos demandadas por el entorno social y cultural en el que se encuentran.
El maestro es aquella persona con capacidades y habilidades, que busca no sólo la enseñanza y aprendizaje de sus estudiantes, sino formar en ellos su capacidad de crítica y transformación.
Poco importa el cargo que desempeña una persona, sino que quien ha nacido con vocación de maestro, pocas veces se desvía de ese rol… y sino basta con escuchar lo que dice la profesora Ana María Dorao, ya jubilada cuando, desde su corazón dice: «Ser maestro es tener la oportunidad de influir en la vida del otro, positivamente o no… es emocionarse, comprometerse, recuperar la mirada de niño, con la experiencia de adulto… Es tocar almas…».
Para la dire de la Escuela Nueva Esperanza, Elizabeth Garnica asegura: «Mi responsabilidad la asumí con orgullo, tratando de ofrecer la mejor versión de mi misma, de darlo todo por mis niños cada día».
Para Anita Sosa, que espera ansiosa un nuevo cargo, este día es muy significativo. «Este día nos recuerda por qué elegimos esta hermosa profesión y la vocación que uno lleva dentro por enseñar a los niños y adolescentes y por ende, aprender con ellos».
Fernanda Giménez enseña inglés y siente que esta profesión le regaló «distintas cualidades, una mirada crítica y reflexiva las 24 horas del día, paciencia y entrega, crecimiento continuo y una vehemente pasión por la labor que desarrollamos».
Hay quienes también agradecen a quienes los formaron. Silvia Fernández, directora de la Escuela Critto. «Es estar siempre rodeada de niños y emocionarme con sus aprendizajes, con sus historias. Es dar abrazos y recibirlos».
En tanto que la profe María Reyes de la Escuela Delfin Jijena siente que este es «un día de reflexión, un tiempo para detener la rutina y poder realizar una autocrítica… es un día de muchas emociones».
Muchos de los docentes consultados no sólo hicieron referencia a lo importante de esta celebración, sino que comentaron como se sintieron este año particularmente, a través de clases virtuales y sin tener el contacto directo con sus alumnos. «Me siento incompleta… me falta esa otra parte: la del beso, el abrazo que inestabiliza, que casi voltea, ese torbellino de energía que son ellos, mis niños», expresó Patricia Lazarte.
La teacher Liliana Costa, siente que este año tuvo que actualizarse y repensar su tarea docente,» desde la virtualidad, las plataformas y la tecnología. Más allá del cansancio, este tiempo nos demanda mucha creatividad, paciencia y buen humor».
Cinthia Bordonaro es docente de la Escuela Nueva Pompeya y asegura que este año «comprendí que la enseñanza trasciende la escuela en su espacio físico y literalmente llega a los hogares involucrando a la familia de cada alumno en ese aprendizaje. Cada vez que escucho la voz de mis alumnos me emociono… aprendí a valorar y respetar la realidad de cada familia».
La seño Silvana Chevallier de la Escuela Critto añadió: «Nuestra vocación nos ha guiado a trabajar con más énfasis que nunca, en medio de temores e incertidumbres y situaciones complejas que se han ido presentando. Extraño escuchar lo mucho que me quieren…».
Marcela Medina de la Escuela Nueva Pompeya, siente que su rol es muy importante. «No sólo por ser docente y transmitir conocimientos, sino también por tener que levantar los ánimos, acompañar a las familias… Este año es muy distinto, recordaré con nostalgia las miradas cómplices, las risas, los juegos, las anécdotas…».
Para la vice de la Escuela Lola Mora, Marcela Cecilia, el 2020 cambió abruptamente la vida de las personas «y por ende nuestras prácticas docentes. Nunca me hubiera imaginado que un día como hoy no recibiría el afecto y los abrazos de mis alumnos… aunque hoy de seguro estarán con nosotros, desde la virtualidad».
Para Beatriz Zelarayán de la Escuela Cossio, «es angustiante lo que se está viviendo, pero desde mi rol he tratado de mantener mi vínculo y mi comunicación con recursos tecnológicos. Me refugio en mi fe y se que dentro de muy poquito volveré a disfrutar de mis alumnos».
Con profesionales como estos que se fueron conociendo a lo largo de esta nota, es posible creer que la educación está en buenas manos y que ya falta poquito para que se de el ansiado reencuentro entre los maestros y sus alumnos.
Prensa Activa Digital agradece la predisposición y el compromiso de tantos docentes que quisieron estar presente en este cálido homenaje. FELIZ DIA!!!!

Con nostalgia. Marcela Medina espera rápido reencontrarse con el afecto de sus niños.
Hermosa postal. Elizabeth Garnica disfruta cada día del cariño de sus alumnos.
Inolvidables momentos. Beatriz Zelarayan confía en que todo esto pase pronto para volver a abrazar a sus niños.
Total conexión. María Reyes disfruta de su profesión y sabe lo importante que es su rol.

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