Una militante de DDHH devolvió un reconocimiento a Alfaro por contratar a Ceferino Décima
Marta Ceridono de Gómez, familiar de desaparecidos en la dictadura militar, le devolvió, este viernes, al intendente de la Capital, Germán Alfaro, un cuadro con el que se la había distinguido por su lucha a favor de los Derechos Humanos.

Profundo rechazo a la aparente contratación del humorista Ceferino Décima por parte del municipio. A través de una carta, que también es rubricada por la reconocida militante y periodista, Marta Rondoletto, Ceridono expuso su rechazo a que Décima reciba fondos por parte de la misma Intendencia.
“Desconozco la función que este señor cumple en la municipalidad o qué servicios realiza. Lo que sí sé, porque lo he escuchado y leído, es que este señor dice cosas horribles de nuestros hijos y de nuestros nietos y que considera graciosa nuestra desgracia y se burla de ella”, sostiene la misiva que fue dejada, junto al cuadro, en la puerta del edificio municipal.
En ese mismo lugar, el 8 de marzo pasado, Alfaro reconoció la labor de Ceridono en su lucha por la verdad y la memoria. Hoy, esa distinción es motivo de profundo rechazo por la supuesta vinculación entre el funcionario y Décima.
Décima fue repudiado desde diversos sectores luego de haber realizado publicaciones en sus redes sociales donde hizo chistes entorno a la dictadura, las víctimas y los denominados vuelos de la muerte, modus operandi de exterminio que realizaban los militares.
“Sinceramente yo no puedo conservar este reconocimiento con el que ud me ha distinguido sabiendo que tolera semejantes infamias, llenas de odio y de desprecio”, sostiene la carta.
A continuación, la carta textual de Marta Ceridono de Gómez al Intendente
San Miguel de Tucumán, 24 de junio de 2021.
Al Sr intendente de San Miguel de Tucumán D. Germán Alfaro:
Me dirijo a ud a fin de hacerle llegar (devolverle, en realidad) el reconocimiento que me fuera por ud entregado en el mes de marzo del corriente año, con el que la Municipalidad honra a las “mujeres destacadas” de esta ciudad. En este sentido, le pido disculpas por no llevárselo personalmente, pero a mis 87 años, salgo bastante poco de casa, así que le pedí a mi nieto Pablo, que se lo hiciera llegar junto con esta carta. Pablo, justamente, es el único hijo de mi hija Carmen Gómez, a quien todos llamábamos cariñosamente Cachi y que fue secuestrada junto a su marido y papá de Pablo, Héctor Hugo Gargiulo a quienes muchos conocían como “El Chato” el 5 de marzo de 1976. Ambos se encuentran desaparecidos hasta el presente. Antes de eso, el 27 de diciembre de 1975, ya habían secuestrado a Julio Martín, el marido de Marta, mi hija mayor, y padre de Andrés, mi segundo nieto. A diferencia de Cachi y Hugo, los restos de Julio pudieron ser hallados, hace pocos años, en el Pozo de Vargas. Desde aquel entonces, créame que hice todo lo que estuvo a mi alcance para poder encontrarlos. Mandé cartas a la iglesia, a las autoridades militares y políticas, a organismos nacionales e internacionales de DDHH, a los medios de prensa, indagué todo lo que pude gracias al testimonio de los sobrevivientes, hice todo lo que pude para encontrar a mi hija y a mis yernos, durante años y años. Y también durante todos esos largos años reclamé justicia. Reclamé que los responsables de esos crímenes y de tantos otros no quedaran impunes. Y lo sigo haciendo. Y lo seguiré haciendo hasta que me llegue la hora de reencontrarme con ellos y mis otros seres queridos, que ya no están pero que siempre me acompañan.
Le menciono esto, porque creo que esta es la razón por la cual se resolvió distinguirme con este reconocimiento. Si hubiera otra, la verdad es que francamente la ignoro, puesto que más allá de haber trabajado honradamente durante toda mi vida, haber criado con amor a 4 hijos, a 12 nietos y a 13 bisnietos y haber ayudado a quien he podido a lo largo de estos 87 años de vida, realizando todo, no para destacarme, sino con la convicción que ése es el mundo al que hay que aspirar, el mundo de la solidaridad y la justicia. Sin duda en este esfuerzo no he estado sola. Muchas mujeres han participado del mismo esfuerzo por rescatar la memoria y exigir el justo castigo de los responsables de los crímenes de lesa humanidad. Todas alentadas por el mismo amor y las mismas convicciones de justicia. Es por esto que no puedo conservar su reconocimiento. Y lo lamento porque me parece una obra hermosa, que había encontrado su lugar en la pared del living de casa, la misma en la que vivió mi hija y su marido hasta cuando fueron secuestrados. Sin embargo, no puedo conservarla. No puedo y no quiero. Y es que verá, Sr. Intendente, recientemente me he enterado a través de la prensa que el municipio a su cargo mantiene desde hace años entre sus empleados al Sr. Ceferino Décima. Desconozco la función que este señor cumple en la municipalidad o qué servicios realiza. Lo que sí sé, porque lo he escuchado y leído, es que este señor dice cosas horribles de nuestros hijos y de nuestros nietos y que considera graciosa nuestra desgracia y se burla de ella. Sinceramente yo no puedo conservar este reconocimiento con el que ud me ha distinguido sabiendo que tolera semejantes infamias, llenas de odio y de desprecio. No puedo y no quiero. Porque como le dije antes Sr. Intendente, hasta el día de hoy, con las fuerzas que me quedan y con la ayuda de quienes me aman, sigo luchando por la memoria y la justicia. Y lo seguiré haciendo. Atentamente.-
Marta Ceridono de Gómez Marta Rondoletto